Ambiente en las calles de Granada en el primer día de fin del estado de alarma. A. AGUILAR

Ganar CON los jóvenes la causa de la prevención Covid-19

Me preocupa el ejercicio de criminalización que desde determinados sectores, se realiza sobre los jóvenes. Necesitamos ganarlos para la causa de la prevencion, convencerlos y no perderlos

joan carles march (profesor de la escuela andaluza de salud pública)

Miércoles, 14 de julio 2021, 00:44

Todo empezó con el macrobrote de Mallorca. Siguieron brotes y brotes, subida de contagios y más subidas. En algunas CCAA, la tasa de incidencia COVID-19 supera los 2.500 casos por cada 100.000 en menores de 20 a 29 años. Es decir, una ... de cada 50 personas jóvenes está contagiada. El total de jovenes que han pasado la covid-19 últimamente puede llegar a 1 de cada 20 fácilmente. La tasa a nivel del conjunto de España entre los menores de 30 años triplica la general y supera los 1.000 puntos, con explosión de casos en muchas CCAA, en la mayoría de éllas.

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En ese contexto, digo y repito que me preocupa que se asocie la irresponsabilidad a la edad. Me preocupa el ejercicio de criminalización que desde determinados sectores, se realiza sobre los jóvenes. Necesitamos ganarlos para la causa de la prevencion, convencerlos y no perderlos. Para ello, por favor, trabajemos CON éllos y éllas, que nos digan lo que es mejor hacer, que nos ayuden y se sientan implicados en la solución.

La incidencia entre jóvenes no es por ser jóvenes, es fundamentalmente por no estar vacunados. Las personas mayores mostraron su responsabilidad, y fueron poco a poco vacunados primero, los de residencias entre diciembre y febrero y posteriormente, los mayores de 80 y luego de 70. Aunque tenemos un grupo de 60 a 69 años que es imprescindible ponerles las dos dosis, a los jóvenes les pedimos el mismo esfuerzo, y pocos aún han sido vacunados.

Aunque tenemos un grupo de 60 a 69 años que es imprescindible ponerles las dos dosis, a los jóvenes les pedimos el mismo esfuerzo, y pocos aún han sido vacunados

Tenemos, por tanto, a grandes grupos de jóvenes que todavía no han sido inmunizadas, en un ambiente de euforia contenida en estos momentos, viendo cómo la vida empieza poco a poco a resurgir y vuelve el ocio nocturno (en algunos sitios se ha vuelto a cerrar de forma adecuada) que abrimos los adultos y con la tranquilidad de tener a sus padres y abuelos vacunados (tienen al menos una dosis casi el 90% de los mayores de 40 años). Todo ello ha ocurrido además, con una percepción pública general de que no importaba tanto que algún joven se infectara porque iba a tener un pronóstico favorable, o no iba a contagiar a nadie.

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Normalmente, detrás de estas conductas hay a veces pensamientos del tipo, 'con todo lo que llevamos encerrados en casa' o 'si total, las personas vulnerables ya están vacunadas'

Y ellos y éllas dicen que desean salir y conocer gente porque llevan dos años así y piden que no solo hay que culpar a los jóvenes, sino también a los que han decidido que se puedan reabrir las discotecas. Los jóvenes sanos nunca han sido considerados como grupo de riesgo de la COVID-19, su letalidad no llega al 0,1% según el Instituto de Salud Carlos III; pero sus infecciones si que pueden provocar un colapso en la Atención Primaria, donde son diagnosticados, y en Salud Pública, donde se les rastrea. Normalmente, detrás de estas conductas hay a veces pensamientos del tipo, 'con todo lo que llevamos encerrados en casa' o 'si total, las personas vulnerables ya están vacunadas'.

Entre los jóvenes, está siendo más complicado acotar brotes, por diversas razones:

1. Tienen más contactos que los mayores

2. No quieren delatar a conocidos

3. Tienen miedo por sus padres.

Y es que los jóvenes saben lo que hay que hacer, lo saben perfectamente. A ellos les da la sensación que están esquivando la COVID. Y no quieren ni volver a pensar en otro colapso. Y ahora en vacaciones, y después de este año, les asusta pensar que se pueden frustrar por coger la COVID.

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El verano pasado se les reforzaba por lo bien que se estaban portando. Se hablaba de que eran auténticos héroes. Y ahora, tras un cansancio generalizado, mientras se esperaba que cumplieran los mismos objetivos del verano pasado, en muchas ocasiones no ha sido así. El ocio nocturno ha abierto sus puertas y han querido celebrar todo lo que no habían podido hacer en el último año. Poco a poco van perdiendo el miedo al virus, comprueban que si algún amigo se ha contagiado, no le ha pasado nada, sólo ha estado confinado y prácticamente sin síntomas. Al final, en ese entorno, tienden a socializar, unirse en fiestas, casas y eventos todos juntos. El problema es que a ciertas horas de la madrugada, muchas veces, la mascarilla brilla por su ausencia y el alcohol por su presencia.

El verano pasado se les reforzaba por lo bien que se estaban portando. Se hablaba de que eran auténticos héroes. Y ahora, tras un cansancio generalizado, mientras se esperaba que cumplieran los mismos objetivos del verano pasado, en muchas ocasiones no ha sido así

El problema además, es que nos fijamos sólo en aquellos jóvenes que se comportan de una manera no deseada por el resto de la sociedad. ¿Qué pasa con aquellos que están cumpliendo las normas y que se les está metiendo en el mismo saco?. Es injusta la estigmatización hacia los jóvenes porque llama la atención el botellón de gente de 21 años pero no esos de 50 que se pasan el día de cerveceo. Las normas nos las saltamos todos. Y culparles, tiene el efecto contrario al que persigue.

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Es imprescindible ganarlos para la causa. No ha cambiado tanto el comportamiento de los jóvenes, sino el contexto epidemiológico y social. Este grupo de edad está haciendo lo mismo que hacía hace un año, cuando se acabó el confinamiento y empezó el verano. La diferencia es que ellos no están vacunados y que ahora hay variantes del virus como la variante delta que lo extiende mucho más rápido.

No ha cambiado tanto el comportamiento de los jóvenes, sino el contexto epidemiológico y social. Este grupo de edad está haciendo lo mismo que hacía hace un año, cuando se acabó el confinamiento y empezó el verano

Es importante hacerles ver que para que esto se recupere se tienen que vacunar en cuanto puedan, y por favor, no llamarles necios. Y además es necesario que cumplan básicamente las normas. Los jóvenes ven, después de más de un año de pandemia y distancia social, el volver a relacionarse con sus amigos y recuperar las actividades que solían hacer como una vía de escape en un contexto complejo. Los jóvenes no son más irresponsables ni egoístas que otros grupos de edad, pero se les ve como tales porque protagonizan en este momento, los contagios. Cambiemos entre todos la percepción y hagamos juntos la SOLUCIÓN.

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