Lo sucedido con el último CIS servido por el asador Tezanos es de los mayores escándalos que se han producido en toda nuestra historia democrática. Es evidente que con el drama humano y económico que estamos viviendo por la crisis del coronavirus la gran mayoría ... de la sociedad no se ha parado a pensarlo, pero ya estamos en una fase donde el sanchismo ha parasitado a nuestras instituciones democráticas lo mismo que hizo con la estructura del partido socialista, con un agravante, además, en este caso: camina de la mano con un bolivariano que quiere quitar al rey porque es lo que realmente desea ser, el jefe de Estado de una república bananera donde poder expropiar a los ricos para repartir miseria a 'la gente'. Y no lo digo yo, lo dijo el propio Pedro Sánchez en unas declaraciones el 24 de mayo de 2016: «Venezuela y la política venezolana han venido a España de la mano de Iglesias y Monedero».
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Lo grotesco del CIS no es que el 97% de los españoles apoyen las medidas tomadas por el gobierno reaccionario que tenemos, sino que se pregunta de manera capciosa y retorcida si se está a favor de que haya una sola fuente oficial de información para luchar contra los bulos y noticias inexactas sobre la actual crisis. Lógicamente, una mayoría de encuestados, principalmente votantes del PSOE y de Podemos, quieren que haya una sola voz que nos diga qué es la verdad, que por supuesto es todo lo que provenga de fuentes de la izquierda. Esta deriva autoritaria no se ha producido de repente, porque todo empieza a ser el fruto de ese virus tóxico y posiblemente mortal a medio plazo para el pluralismo democrático que fue el 15-M. Hasta entonces, las posiciones radicales y excluyentes de la izquierda las representaban sectores minoritarios en su mayoría pertenecientes al partido comunista y testimoniales en el socialismo. Ahora, sin embargo, la mayor parte de las élites política y mediática de la izquierda populista nacional defienden de manera abierta y sin complejos que solo hay democracia si son ellos los que tienen el poder, porque no dudan en imponer como doctrina que cualquier mentira que provenga de la izquierda es más verdad que una verdad que defienda la derecha. O como escribí hace algunos meses: para ellos es más democracia una dictadura de izquierdas que cualquier gobierno liberal donde mande la derecha. No solamente estamos viviendo un estado de alarma cada vez mas abiertamente inconstitucional e improcedente, sino que Pedro Sánchez y su compadre Iglesias están decididos a desarrollar un sistema antidemocrático de censura mediática bajo la excusa de luchar contra las mentiras. Que Pedro Simón dijese hace pocos meses que apenas habría un par de casos de coronavirus en nuestro país no se sabe si entra dentro de la mentira o de las consecuencias de los recortes en sanidad del PP.
Es llamativo que países como Portugal o Grecia, cuyos recortes fueron mucho más radicales y cuyas economías son mucho más débiles que la española, hayan conseguido contener el virus de una manera ejemplar y con el coste de pocas vidas de sus conciudadanos. Ya no hablamos de Alemania o los países nórdicos, sino de países mediterráneos por debajo del rango económico y sanitario de España. ¿Cómo se puede sostener, por consiguiente, que la razón de los datos de nuestros muertos y contagiados sea por los recortes que hizo Rajoy hace 6 años, inversión que luego, posteriormente, se recuperó? De la misma manera que el carrusel de mentiras inagotables con las que Pedro Sánchez obsequió a los españoles desde la tribuna del Congreso el otro día, antes de que Lastra subiese al atril a escupir e insultar al Partido Popular.
Como decía la semana pasada, no solamente es la hora de los políticos de Estado sino de decir la verdad a una sociedad tan profundamente inmadura y alienada como la nuestra. Y por mucho que Ciudadanos se empeñe en promover pactos para afrontar unidos esta crisis profunda que padecemos y que nos amenaza, en el poder solamente hay una pareja de ególatras adictos a sus fantasías totalitarias que no quieren realmente un pacto democrático con la oposición, sino que directamente no exista oposición alguna. Nunca se encontraron las armas de destrucción masiva en Irak, pero en nuestro caso la amenaza a la democracia la tenemos bien visible y localizada.
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