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Zaplana trajeado con sonrisa ensayada de exministro camino del banquillo. ¡Dientes, dientes! ¡Quién le iba a decir al entonces molt honorable president de la Generalitat Valenciana que un día, camino del juzgado, le iban a acusar también del saltarse la cola! El colmo, oiga. El ... resto de acusaciones tiene un pase, pero esto es indignante. Y Rodrigo Rato, menos risueño, encarándose con la fiscal, a la que trata de ignorante – «¡El respeto se gana!», le dice: se gana y se pierde – , abogando por una justicia «igual para todos» –con la complacencia de la jueza – , que traducido en su cabeza vino a ser un 'cómo una mocosa va a dar lecciones al que fuera superministro de Economía y director gerente del FMI', y que recuerda aquello de Orwell sobre la corrupción en la Unión Soviética: «Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros». Lo de animales es porque su alegoría contra la URSS la tituló 'Rebelión en la granja', no por otra cosa.
Y seguimos la tradición de este derecho consuetudinario con nuevos fichajes, desde Koldo García, portero de discoteca con comisión en vez de consumición, a González Amador, defraudador confeso y novio con mascarilla, o el viceconsejero de Asisa en la Junta. Y en las comisiones de investigación de las Cortes hay cola de comparecientes para nada, para que hablemos y escribamos de nada, mientras la inflación y las privatizaciones siguen llenando las colas en los comedores sociales y los jóvenes y no tan jóvenes con salarios mínimos sueñan desesperanzados con una vivienda imposible, también porque las distintas administraciones dejaron de hacer viviendas públicas hace década y media y decidieron cambiarlas, mire usted, por ayudas al alquiler que no llegan, como el bono con artrosis de la Junta. Migajas de pan duro, y ni eso, para quienes está claro que no gobiernan ni deciden. Colas de la dura realidad y no las de los políticos con sus peleíllas, como criticaba José Chamizo.
En Jaén también tenemos nuestra dosis judicial. La apresurada denuncia socialista la noche antes de votar en las municipales del año pasado sigue dando coletazos. Archivada la supuesta compra de votos por el PP, la jueza instructora tampoco vio en enero indicios de que el PSOE denunciara a sabiendas de que era un montaje, pero el nuevo juez sí. A entrenador nuevo, victoria segura. La Providencia ha venido a ver al PP con la imputación de tres dirigentes socialistas, en base a un testigo que advirtió de que podía ser un montaje. Carambola a tres bandas: local, provincial y regional. La providencia dictada el lunes vino a decir que les hacía un favor al llamarlos como investigados, pues les «dota de mayorías garantías procesales que la declaración como meros testigos», ya que entonces estarían obligados a decir la verdad. Menudo favor, pensarán Millán, Colomo y Viedma, cuyos nombres han estado en todos los medios de comunicación, también los nacionales, y el PP jienense ha elaborado un 'elegante' cartel con sus fotos, en el que ya los ha juzgado y condenado, habla de «trama» y los espera en el juzgado, el 17 de mayo cuando declaren.
Los 'populares' juegan bifrontes. El alcalde hace de poli bueno y habla de respeto a la «presunción de inocencia absoluta», mientras el PP en Sevilla habla sin complejos de «trama nauseabunda» y el presidente provincial echa el resto ante la posibilidad de anular a Julio Millán, hacer méritos ante Juanma erosionando a Espadas a través de Viedma (secretario de Organización andaluz) e hincarle el diente a la Diputación a través de la vicepresidenta, sin perder de vista que el partido judicial de la capital elige a casi un tercio de los diputados provinciales y ahí puede estar la clave para gobernar, por fin, la Diputación, la frustración de Erik Domínguez en 2023.
Y el PSOE está prisionero de su código ético, el que le reclama que cumpla quien no lo tiene, y traslada la línea de los ceses a la apertura de juicio oral, cosa que puede ocurrir, o no, aunque luego resulten absueltos, o no. En los últimos tiempos se amontonan las imputaciones políticas que luego quedan en agua de borrajas (Maracena, Oltra, Alberto Rodríguez, etcétera). El código socialista es de cuando la imputación equivalía a casi una condena, porque los indicios de delitos eran varios y muy sólidos. La mayoría lo sigue siendo, pero no como antes. Pero el problema lo tiene quien se autoimpone un código. No vale colgarse una medalla ética y después tirarla porque es de latón. Y también lo puede tener quien haga leña en un proceso judicial, pues la petición de cese se les puede volver como un bumerán.
Y la semana política acabó con una 'redistribución de competencias municipales' en la capital, así lo llamaron en un comunicado de viernes por la tarde, sin especificar los cambios y opacado con la visita de Felipe VI. Cambios provocados, dice el alcalde, por la salida de Erik –precisamente para dedicarse más al partido y al Parlamento–, cuando la competencia que llevaba, Relaciones Institucionales, no ha pasado a nadie (al menos sobre el papel) y cuando se han tocado a 10 de las 13 concejalías. No hay quien se lo crea. Vale que había que dar competencias a la nueva edil, Elena Araque, pero han aprovechado para evitar nuevos conflictos entre los socios de gobierno (PP y JM+), intercambiando cromos (Turismo/Cultura, Patrimonio, Concesionarias), y hasta entre los no socios, y repartir mejor el trabajo, aunque no lo quieran decir ni publicitar. Por eso han tardado casi dos meses en 'redistribuir'.
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