Don Celso, el maestro de mis primeras letras, nos enseñaba que los árboles eran seres vivos. Unidas Podemos ha presentado ahora en el Congreso una proposición no de ley para que los árboles pasen a ser reconocidos legalmente como seres vivos. Setenta años separan a ... don Celso de los podemitas madrileños. Misterios del espacio y tiempo. Pese a todo, bienvenido sea el cariño que los confluentes muestran por el hermano árbol. Pero hay un problema, o varios: ¿qué opinan sobre esto carpinteros y ebanistas?, ¿inyectarán los madereros una dosis de morfina a los chopos de la Vega para que no sufran antes de que la motosierra los tale?, ¿cómo van a sajar los corcheros la corteza de los alcornoques sin que el árbol grite de dolor? Porque las botellas de vino, si son de ley, han de llevar tapón de corcho. Y del vino no podemos prescindir. Sería un pecado mortal, un delito de lesa patria chica, al menos para los nacidos en la Ribera del Duero. No gana uno para sustos. Y me surge otra pregunta: ¿ha sido adecuada a derecho la eutanasia a la que han sido sometidos los olmos de la calle Arabial? Porque de estos árboles brotaban ramas nuevas todas las primaveras; eran como el olmo seco de Antonio Machado, al que «con las lluvias de abril y el sol de mayo» siempre le salían algunas hojas verdes. ¿Se pedirán responsabilidades por este presunto maltrato? Es un sinvivir que me quita el sueño ya que, por lógica, también a los tomates, pepinos, melones y demás frutas y hortalizas habrá que darles similar trato. ¿Cuánta sangre fría hay que tener para hundir el filo del cuchillo en un tomate de piel turgente sin que te tiemble el pulso?, ¿qué van a comer, entonces, los vegetarianos? ¿Se pasarán a la fritura de saltamontes y lombrices? Pero esos también son seres vivos. Tan vivos como el marrano o el choto. Nos esperan tiempos aciagos y no solo por la guerra de Putin.

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Los animales de compañía lo tienen más fácil. Son sujetos de derechos, no de deberes. No les afecta el regomello de sus dueños con la comida. Han de estar bien alimentados y será el propietario quien se encargue de prepararle el condumio. Pobre del amo que por un descuido eche un hueso de pollo en el plato. Quedará señalado como maltratador. No sé si los canarios han conseguido que les quiten la jaula, ni si les han cambiado el alpiste por el trigo sarraceno sin gluten, pero sí sé que los perros tienen absoluta libertad para mear donde les venga en gana, sea en el pantalón de un viandante o en un apestoso rincón. Ni San Francisco de Asís pudo prever lo que se le venía encima a la humanidad con tanto hermano gato, hermano perro, hermano lobo. En el foro Ecos de Futuro, con el que Vocento conmemoró su 20 aniversario, el escritor Nicola Lagioia pidió que el periodismo no deje de ser el «perro guardián» de los abusos del poder. Me gusta. Dado el empuje que está tomando la categoría de perro, es un reconocimiento a nuestra labor que se agradece. Un honor.

El cumpleaños de los animales de compañía se celebra con más chuches que el de los hijos y la mascota puede molestar con ladridos o flatulencias a los invitados, sin opción a poner mala cara. Tengo muchos amigos con perro y no me extrañaría que, tal como están las cosas, cualquier día me envíen un tarjetón de cartulina con bordes dorados invitándome a la primera comunión del chucho. Comunión laica y con carne, por supuesto.

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