Huele a tierra mojada electoral

Pues en esta tierra, y en otras, huele estos días también a elecciones. O a 'por si acaso'. Vox, demoscópico y cinegético, anda a la caza urgente del voto naranja; Marín exhibe su debilidad suplicando al PP andaluz que no adelante las urnas por lo que más quiera; Juanma aguarda a que madure cuando la opinión pública esté más vacunada, y al PSOE le pilla casi en cueros, haciendo el cambio de ropa de temporada, con Sánchez a la intemperie, Susana derrotando contra las tablas de las primarias, Espadas en el filo de la navaja del no me fío y Reyes en zapatillas de deporte corriendo de aquí para allá y contraatacando con la estrategia 'Horizonte 2031', presentada esta semana y que suena más bien a salvar 2021, y 2022, y si aguantan en Moncloa, 2023.

Huele a elecciones. En el PP, su nuevo jefe provincial, el efervescente Erik el Azul, sigue hiperactivo, entre Sevilla y Jaén, vendiendo una otra vez los logros de la Junta y multiplicando las reuniones. Esta semana presentó los nuevos y ecuménicos órganos de dirección, con más jefes que soldados. En la casa de Erik, aunque a la búsqueda inmobiliaria de nueva sede, cabe todo el mundo. ¡Será por cargos! Su objetivo, nada original pero sí renovado y yendo más allá de la habitual retórica, es la Diputación. Y lo primero es implicar, ilusionar, arropar e incluso leerles antes de dormir si es necesario, a todos los alcaldes concejales y dirigentes del partido en cada municipio.

Multidireccional, Erik lo mismo le pone una vela a Juana que otra a Casado, lo mismo interviene en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas que recoge firmas contra los indultos, aun a riesgo de reeditar aquel '¿dónde hay que firmar contra los catalanes?' que tanto bien hizo al independentismo, que necesita el anticatalanismo para crecer en Cataluña como otros para gobernar España, ese curioso país cuya unidad algunos dicen defender agrandando precisamente sus grietas.

Huele a urnas. O actividad por si acaso. Toque de corneta socialista en la provincia, la Subdelegación del Gobierno despierta del letargo y la Junta y sus heraldos recorren la geografía y las ruedas de prensa. En la capital, si hay adelanto a final de otoño o principios de la primavera, la única gran obra 'juntera' y visible es el Olivo Arena y pare usted de contar. Y a medias con la Diputación. Menudos derbis políticos nos depara. Como poder casar las agendas de sus señorías para la inauguración del primero de julio. ¡Para arrendarles las ganancias a los jefes de protocolo!

Y menos mal que el Jaén Paraíso Interior de Fútbol Sala salvó la categoría el pasado fin de semana, 'in extremis' como decían los clásicos y poniéndole emoción hasta el final, como nos tienen acostumbrados los amarillos. Porque habría sido el colmo que el equipo para el que se ha construido el Olivo Arena – aunque habrá muchos otros usos – desciende el año de la inauguración y tras el esfuerzo inversor de 24M. Demasiado cruel incluso para una tierra acostumbrada a la crueldad. Así que la inauguración pivotará en torno al derbi provincial con el Atlético Mengíbar, además del lógico oropel y celofán de discursos, agasajos y parabienes. Un palacio de deportes abierto a la provincia y a otros eventos, como el concierto de Pablo Milanés, previsto para el día 3, en un verano que se espera muy animado y con abundancia de conciertos en Jaén. ¡Sí, conciertos!

El resto de inversiones 'junteras', salvo la del Conservatorio Superior de Música que está en marcha, las están peinando y anda en proyectos, anteproyectos, estudios o 'vuelva usted la legislatura que viene'. El tranvía que, con la Ciudad Sanitaria, fue lo primero que le pidió el anterior alcalde, Javier Márquez 'senator', a Juanma, nada más tomar posesión este, se ha demorado tanto en los meandros de la burocracia y la política que cuesta pensar que llegue a tiempo, incluso si la legislatura se agotara dentro de 17 meses. Sería tentador para la Junta convertirlo en su estandarte en Jaén de cara a las urnas, aunque a la vuelta de la esquina, seis meses después, hay elecciones municipales y habrá que ver si están dispuestos a que Julio Millán lo conduzca en campaña.

Ante el silencio sevillí, el alcalde se tiró a la calle a recoger apoyos tranviarios. Nada fastidia más, con este aroma preelectoral, que los agentes sociales y económicos te pongan la proa. Hubo intentos de parar la campaña y el burgomaestre aprovechó para pedir cita a la consejera. Hubo encuentro el miércoles en Sevilla (en la foto) y acuerdo verbal para firmar un convenio 'huevo kinder' que le entregaron con sorpresa dentro y que explicaría por qué no lo compartieron antes. 'Donde las dan, las toman, y ahora di que no firmas', debieron pensar en la Consejería, que no obstante hará el mayor esfuerzo económico, si alguna vez el tranvía circula. Si es que unas nuevas elecciones no lo vuelven a parar.