No está solo en Europa en la creciente desatención a las exigencias del Derecho Internacional; tampoco los dirigentes de Bélgica, Francia o Alemania se imaginan deteniendo al líder hebreo
IDEAL
Domingo, 6 de abril 2025, 23:25
A medida que se acercan las legislativas previstas para dentro de un año, Viktor Orbán profundiza su deriva autoritaria. En el reciente episodio en el que recibió con honores en Budapest al primer ministro israelí, reclamado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra en Gaza, el jefe del Gobierno húngaro exhibió arrogante su negativa a arrestar a Benjamín Netanyahu. Una obligación de la que no le dispensa el anuncio simultáneo de que se retira del tratado que alumbró el Tribunal La Haya, porque tal decisión no sería efectiva hasta dentro de un año.
Orbán no está solo en Europa en la creciente desatención a las exigencias del Derecho Internacional; tampoco los dirigentes de Bélgica, Francia o Alemania se imaginan deteniendo al líder hebreo. Es en la batalla contra el Estado de Derecho en su país donde el dirigente húngaro plantea el verdadero desafío a la Unión Europea. A su pugna por alinear al Poder Judicial con su agenda conservadora y populista añade ahora el anuncio de leyes para dificultar las crecientes protestas ciudadanas. Su nerviosismo aumenta por el ascenso en las encuestas del opositor Péter Magyar, un antiguo miembro de su propio partido.
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