Puerta Purchena

Les importamos un pito

«No contestó Luis Rogelio, no lo hizo Ramón, no lo ha hecho ni hace María del Mar, ni lo hará quien venga después»

José María Granados

Periodista

Miércoles, 15 de enero 2025, 23:04

Pepe 'El Tomillero' celebra a su manera de estar ya en el ecuador del primer mes de este año que marca el primer cuarto de siglo. Se ha levantado, como es habitual, tempranico y, siguiendo su agenda, ha cumplido con sus obligaciones y con todo lo que, además, tenía señalado en ella, lo mejor que ha podido. Al final de la jornada, como es lógico, se ha preparado para descansar en esa puesta del punto seguido, de análisis de la jornada y repaso del día y se ha notado tan tranquilo como su conciencia. Vamos, que no ha metido la pata ni la mano en ningún lado y, por lo tanto, no siente esa especie de calambrazo que se nota sólo cuando las buenas personas son conscientes de que han obrado mal. Se dice a sí mismo que va a dormir tranquilo y se pregunta si otros, como esas salvas patrias que están cada dos por tres en las redes, podrán hacerlo, aunque seguramente la falta de conciencia les servirá de somnífero perfecto para ello.

Publicidad

En el análisis de la jornada recuerda las vocecillas oficiales que ha escuchado en las emisoras de radio cuando iba en el coche; las que ha oído después en la televisión y las que le han saltado y sorprendido en el móvil y en la tableta. Tiempo ha tenido incluso para desgranar lo poco que valen las personas que se creen llamadas a ser dios cuando se les hace y se les insiste con una pregunta cuya respuesta no llevaba preparada por el equipo asesor y se ponen a improvisar demostrando que no tienen ni puñetera idea de lo que están hablando. Hay auténticos especialistas en no dar un palo al agua pero que tratan de darlo a la inteligencia de los demás, ¡qué vergüenza! Pero así es esta vida en esta era en la que la tecnología nos confunde, en la que la IA concede títulos a analfabetos impresentables y en la que desaparece la identidad propia para robotizarse y presentar al que antes era llamado líder, como el tonto del pueblo. Así somos.

Da lo mismo el mensaje que se capte acerca de la noticia del día, del bulo de la tarde, la mentira de la noche o la trola de la mañana. Les da igual. Echan leña al fuego por encargo, aunque estemos en pleno agosto, o ponen hielo al güisqui, aunque viajen en un iceberg. Siembran vientos para obtener tempestades y vivir ellos a costa de los demás.

Eso sí, algunos salen a gritos a pregonar lo mucho que nos quieren y respetan, lo maravilloso que va a quedar el parche que nos pongan en nuestra calle, en nuestra plaza… como si lo que van a invertir saliera de sus bolsillos en lugar de las carteras de todos nosotros. «Qué buenos somos que vamos a hacer esto y lo otro», declaran ante cualquier alcachofa que le ponen cerca de la boca. Pues vale, para ellos la perra gorda. Que sean felices, que coman muchas perdices y que repitan en las próximas, como los contertulios que he tenido en el desayuno informal de hoy deseaban a cuantos desde que han pasado por el cuadro de mandos de esta ciudad sin contestar siquiera un escrito de reclamación. «No contestó Luis Rogelio, no lo hizo Ramón, no lo ha hecho María del Mar, ni lo hará quien venga después. Eso sí, en cuanto sea tiempo, hablarán de lo mucho que se preocupan por nosotros, o ellos u otros como ellos. Al tiempo, que no me equivoco», me comentaba un ciudadano que hace tiempo, cuando entendió que les importamos un pito, dejó de indignarse porque no tenía respuesta a un asunto de plusvalías, que bien pudiera ser de otra cosa. Hagan la prueba y reclamen, ya verán que sorpresa.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad