Un inadmisible exceso militar

La remisión a la Fiscalía de los ofensivos mensajes vertidos por un grupo de militares jubilados en un chat adentra en el terreno del posible ilícito penal unas manifestaciones que lo que merecen, de antemano, es un reproche por su desmesura antidemocrática. Como ha ocurrido con otros episodios, algunos en las antípodas ideológicas de éste, la libertad de expresión no es un derecho ilimitado; sobre todo, no supone una prerrogativa que pueda amparar excesos inaceptables sin que se salga al paso de los mismos. Con todo, lo más grave no es que un exgeneral proclame en Whatsapp que habría que «fusilar a 26 millones de hijos de puta», en alusión a ciudadanos que, en ejercicio de su libertad, votan opciones políticas que él deplora. Lo más grave es que esos militares, que la Fiscalía ha pedido a Defensa que identifique, aun estando retirados, contravengan al Ejército respetuoso, como no puede ser de otra forma, con los valores constitucionales; se permitan intentar comprometer al Rey con una carta; y encuentren eco en la complicidad de Vox. Un partido que está en el Parlamento no puede dar cobertura a semejante despropósito, y menos en vísperas del aniversario constitucional.