Hace falta ser muy atrevido para que después del plagio de su tesis doctoral, el único presidente de Gobierno no votado, se decida en plan estadista a publicar el libro 'Manual de resistencia'. Como es un irredento contumaz vuelve a reincidir en lo que mejor ... sabe, la 'fake', porque la 'negra' de la obra parece ser Irene Lozano. Quizá el resistente sea seguidor del Dúo Dinámico y haya interiorizado el «Resistiré, erguido ante todo», y por eso se erige en baluarte de resiliencia al ganar las primarias contra el aparato de su partido, y ser el único que gobierna tras una moción de censura. La resistencia numantina del okupa monclovita se concreta en no convocar elecciones generales, en no cumplir ni hacer cumplir la Constitución, y en hacer cesiones ante los enemigos de la Nación. Sin embargo, la resistencia que se ufana, se ha convertido en rendición y traición al Estado de Derecho, con la reapertura de las embajadas catalanas, el traslado de presos del 'prusés' a las cárceles del Principado, prometer y negociar el indulto a los golpistas del 1-O, interferir en la Abogacía del Estado para rebajar el delito de rebelión al de sedición, acceder a las 21 exigencias de los secesionistas en el llamado Pacto de Pedralbes, y, finalmente, nombrar un mediador o relator entre el Estado y esta Administración regional. Todas estas pretensiones son la fórmula etarra, contenidas en la agenda batasuna. Es una humillación y una dejación de funciones para el Estado -que tiene su propio Parlamento para dilucidar estas cuestiones- acceder a un mediador internacional (y de paso extranjerizar el inexistente conflicto), y conceder a la Generalitat un inexistente estatus de igualdad. Esta traición -solo comparable con la del monarca felón Fernando VII en 1808 ante las tropas napoleónicas- ha hecho que salten todas las alarmas, y se produzca una situación de emergencia nacional, concitando la unión de los partidos constitucionalistas PP, Cs y Vox.

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Hace falta un alto grado de irresponsabilidad y carecer de escrúpulos, para vender la primogenitura de la soberanía nacional al bloque de la moción de censura formado por comunistas, independentistas y los muñidores socialistas; todo por un plato de lentejas, que en este caso es el interés personal de un sátrapa, para aprobar los PGE y continuar viajando. La paciencia para soportar las ínfulas desorbitadas de poder personal de este personaje engreído y abyecto, han colmado el vaso, y la opinión pública no ha ocultando su perplejidad, lanzándose en tromba para protegerse de las vesanias de este iluminado. Qué hartazgo tiene que tener la ciudadanía del indecente Sánchez, al que le gusta ejercer de Maduro, que se le va a infligir una protesta proporcional a sus desvaríos, este domingo en la Plaza de Colón de Madrid, para que convoque con urgencia elecciones. Como este insensato que no duda en destruir a su partido -así lo calificaba el diario El País en 2016-, tiene un alto concepto de sí mismo, y su lema es, como el de la canción, 'Resistiré, resistiré', habría que aplicarle su propia medicina de moción de censura en el Parlamento, y no ante un relator, notario o facilitador externo. Los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta (Rubalcaba dixit); porque menudo papelón el de la vicepresidenta Calvo con sus lamentables explicaciones, eso sí que es atropellar la verdad; ni tampoco somos Yemen o Burkina Faso, para nombrar un relator, puesto que la dignidad de España es más importante que los Presupuestos (Guerra concluxit).

La mayoría de los barones socialistas sensatos y con un mínimo de decoro (Lambán, García-Page, Fernández Vara...) están escandalizados, aunque sólo sea ante las próximas elecciones autonómicas, después de lo ocurrido en Andalucía. Hasta Iñaki Gabilondo dice que el presidente está como «un boxeador sonado». En estas condiciones, no puede permanecer ni un minuto más este oportunista político, al carecer de los más mínimos resortes éticos, lo que le inhabilita para conducir los derroteros de esta gran nación. Si aún así se resiste, que lo hará, como los ciudadanos no pueden esperar a 2020, habrá que explorar la vía de rebelión interna de su formación, y la vía penal. Por el bien de todos los españoles, incluidos los de su partido, hay que instarle: Váyase, señor Sánchez.

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