Ez dakizu euskaraz? Pues te jodes

Los vascos resultan ser tan cabezotas como dice el estereotipo, y sigue habiendo una mayoría aplastante de ellos que no habla la lengua creada por Dios para este pueblo de legendaria nobleza

Inés Gallastegui Amiama

Lunes, 22 de abril 2024

Disculpen el lenguaje malsonante del titular, pero no encuentro otra manera de interpretar lo sucedido en la noche electoral del País Vasco. Debo de ser una facha recalcitrante, una de esas fachas incurables a las que les ha arrollado la ola de progresismo coaligado que ... barre el Estado español. No tengo remedio, porque asistí asombrada a los discursos victoriosos de Andoni Ortúzar e Imanol Pradales, primero, y de Arnaldo Otegi y Peio Otxandiano, después, que se dirigieron durante cinco minutos en euskera a una población que en más de un 70% no entiende ese idioma, mientras los traductores de las televisiones traducían pacientemente para los españoles curiosos y para esa mayoría de vascos indolentes y perezosos, duros de mollera, que todavía no han entendido de qué va la cosa de los pueblos elegidos, las lenguas milenarias y toda esa vaina: ¿No sabes euskera? Pues te jodes.

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Busco en internet cuántos vascos adultos saben euskera y me encuentro con resultados bastante diversos, pero incluso los de Eustat, el INE vasco, poco sospechoso de objetividad, revelan que después de más de 40 años de machaque, de millones y millones de pesetas y euros gastados, de un sistema educativo que reduce al castellano a la irrelevancia, de una administración pública que privilegia el conocimiento del idioma 'nuestro' sobre el talento, el esfuerzo académico y la competencia profesional, los vascos resultan ser tan cabezotas como dice el estereotipo, y sigue habiendo una mayoría aplastante de ellos que no habla la lengua creada por Dios para este pueblo de legendaria nobleza.

Es verdad que al final lo que no ha conseguido el nacionalismo lo logrará la biología y el euskera se impondrá: los erdaldunes se irán muriendo, todos esos niños domesticados en el modelo D crecerán y el Eustat del futuro podrá decir que el 100% de los vascos son euskaldunes, aunque luego en sus casas, en la calle y en los bares muchos prefieran hablar castellano, que al fin y al cabo es un idioma que hablan 600 millones de personas, frente al millón pelado que conoce esa lengua no tan milenaria que inventó Koldo Mitxelena a finales de los años 60 del siglo XX, el euskera batua. Otro día hablamos de esa población que cruza el océano para cuidar a los aitonas, limpiar casas y servir pintxos con la insolencia de no hablar la lengua 'de aquí'.

Cuando yo digo estas cosas fachas en Euskadi, me responden que hay que proteger el euskera, que está en desventaja porque Franco lo prohibió. Si les replico que al euskera le han pasado muchas otras cosas, además de la dictadura –cosas como las revoluciones industriales, el abandono del mundo rural, las sucesivas oleadas migratorias, el turismo, la globalización o el TikTok–, me dicen que sería una pena que el euskera, esa lengua tan especial que nadie sabe de dónde viene, se perdiera. Que hay que normalizar.

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Y aquí estamos, normalizados. Esto es, que ya nos parece normal que un señor que acaba de ganar las elecciones autonómicas y que va a ser el lehendakari de todos los vascos hable solo para el 30% de los vascos y tenga esperando al otro 70%. En cualquier otro país, esto se consideraría un evidente signo de racismo y xenofobia, una violación de derechos y, desde luego, una intolerable descortesía. Aquí no, porque estamos normalizados. Y cuando digo aquí no me refiero a Euskadi, sino a España. Esto se lo tenemos que agradecer sobre todo –pero no solo– a la izquierda española, que hace ya décadas se rindió ante las salvajes fantasías supremacistas del nacionalismo.

Ha ganado las elecciones un partido que todavía no ha renunciado a los postulados racistas de Sabino Arana, seguido muy de cerca por una federación de partidos liderada por una formación surgida de ETA, con candidatos etarras, que defiende que el asesinato de 900 personas, el desmembramiento de niños y la limpieza étnica de miles de desplazados fue «un ciclo político». A lo mejor el discurso de la victoria del domingo –de las dos victorias, la del PNV y la de EHBildu– es un síntoma y todo empezó cuando se normalizó la idea de que el euskera tiene derecho a ser hablado, por encima del derecho de las personas a vivir en su propia lengua. O simplemente a vivir, porque en nombre de esa y de otras ideas peregrinas se ha matado mucho. Es convivencia. Es democracia. ¿No lo entiendes? Pues te jodes.

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