Informar sin coacciones

La existencia de medios de comunicación independientes y la tarea que desarrollan sus profesionales son la garantía que el sistema democrático precisa para asegurar el ejercicio pleno del derecho a la información y la libertad de opinión. Constituyen el cauce por el que fluyen las noticias verificadas que demandan los ciudadanos. Su labor está sujeta a crítica pública, y hasta a la eventualidad de verse sometida a procedimiento judicial. Pero ningún partido o dirigente político puede incurrir en un juicio de intenciones sobre el contenido de informaciones rubricadas en los medios, o sobre el parecer que expresen sus colaboradores, sin que su actuación afecte gravemente al sistema de libertades. Las informaciones periodísticas y las opiniones expuestas en los medios han de atender a criterios de veracidad contrastada respecto a los hechos narrados y a máximos de respeto hacia la dignidad de las personas. Por eso mismo es inadmisible que partidos o dirigentes que los representen arremetan mediante descalificaciones contra periodistas o medios. Porque al hacerlo coartan la libertad de crítica y la función de control que estos ejercen. Una situación que en este contexto político tan convulso empieza a ser casi habitual y, desde luego, repudiable.