Auschwitz y Gaza
Javier Castejón
Sábado, 15 de junio 2024, 22:57
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Javier Castejón
Sábado, 15 de junio 2024, 22:57
«Desde Auschwitz sabemos de lo que es capaz el hombre. Y desde Hiroshima sabemos lo que está en juego». Esta afirmación la refiere el psiquiatra vienés Victor Frankl en su libro autobiográfico 'El hombre en busca de sentido', un ensayo sobre el sentido de ... la vida basado en su experiencia personal como preso del tristemente famoso campo de exterminio nazi.
En este mismo sentido, el escritor italiano Primo Levi, también superviviente del holocausto, en su obra 'Si esto es un hombre', nos ofrece una ventana al infierno vivido en Auschwitz. Su testimonio es un grito desesperado que clama por no olvidar, por no repetir. Levi nos obliga a enfrentarnos a la brutal realidad de que la contabilidad de la muerte no es solo una cuestión de números, sino de seres humanos con sueños, miedos y esperanzas.
Pero la advertencia contenida en las palabras de ambos pensadores no parece haber hecho mella alguna en el corazón humano, a juzgar por La evidente persistencia de la barbarie recurrente observada en la historia humana posterior a la segunda guerra mundial. Una y otra vez desde entonces han seguido sucediéndose matanzas y genocidios. Una y otra vez han surgido voces advirtiendo del peligro que lleva implícito el desprecio entre humanos. De hecho, el ser humano parece haberse erigido en la tierra como el único capaz de matar por circunstancias ajenas al alimento, sexo o territorio, las razones por las que cualquier animal no humano sí lo haría.
En la penumbra de nuestra historia, la humanidad continúa sumando muertos, heridos y desplazados como una contabilidad macabra de la violencia ejercida entre humanos.
El siete de octubre del pasado año, los guerrilleros de Hamás, haciendo muestra de un odio y crueldad inconmensurables, que además mostraban impúdicamente al mundo entero a través de sus propias grabaciones, violaron, secuestraron y mataron a un número incontable de israelíes de toda edad y condición.
La respuesta del gobierno de Netanyahu no se hizo esperar, iniciando una guerra que en pocos meses ha producido decenas de miles de muertos, sumados a los incontables sufrimientos de la población desplazada y hambrienta que hoy constituyen los habitantes de Gaza.
El olvido (o la ocultación premeditada) que hacen los dirigentes responsable de guerras y genocidios de aquellas advertencias escritas por supervivientes de Auschwitz (o de cualquier otro conflicto) es evidente, cuando deciden dar adelante el paso hacia nuevas guerras y matanzas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Auschwitz se convirtió en el epítome del mal absoluto. Entre 1940 y 1945, más de 1.1 millones de personas, principalmente judíos, fueron exterminadas en este campo de exterminio nazi. El número, aunque ya de por sí escalofriante, no puede capturar el horror de las vidas truncadas y las familias destrozadas.
Avanzamos en el tiempo, y nos encontramos con Gaza, un territorio asolado hoy al borde la violencia y cuya población cada vez está más cerca de la aniquilación completa. La reciente invasión israelí ha intensificado un ciclo de muerte y destrucción que parece interminable. Miles de muertos, heridos y desplazados son el resultado de un conflicto que, al igual que en Auschwitz, despoja a las personas de su dignidad y humanidad.
Y aunque Auschwitz y Gaza son contextos diferentes, ambos episodios comparten un hilo común de deshumanización y violencia. Ambos escenarios nos muestran cómo la violencia puede reducir a las personas a simples estadísticas que pretenden vanamente cuantificar el sufrimiento.
La memoria de aquello debería obligarnos a mirar más allá de los números y reconocer el sufrimiento humano detrás de cada cifra. La contabilidad de la muerte en Auschwitz nos enseñó que el odio y la deshumanización pueden llevar a la aniquilación total. Hoy, en Gaza, vemos cómo la incapacidad de resolver conflictos de manera pacífica perpetúa el sufrimiento y la destrucción. La comparación entre Auschwitz y Gaza nos recuerda que la violencia y la deshumanización no son fenómenos del pasado, sino realidades que seguimos enfrentando.
La contabilidad de la muerte, con sus frías estadísticas, nos obliga a reflexionar sobre nuestro papel en la promoción de la paz y la dignidad humana. No basta con contar los muertos; debemos honrar sus memorias abogando por un mundo donde tales horrores no se repitan.
Auschwitz, Gaza... también Ucrania, Yemen y el sinfín de conflictos que asolan la tierra y tiñen de sangre la historia de la Humanidad. La memoria de la historia a que apelaban Victor Frankl y Primo Levi no parece estar surtiendo efecto en la historia del mundo.
La memoria de Auschwitz apenas es hoy un fantasma del imaginario colectivo que arrastra a la esterilidad los esfuerzos de aquellos pensadores que, hartos de sufrimiento y muerte, apelaron a sentimientos de concordia orientados a evitar la repetición de la historia.
Fue el filósofo español George Santayana quien escribió en su obra 'La vida de la razón': «Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.