El Real Madrid ha vuelto a realizar otra epopeya más ante el Bayern de Múnich. Este espíritu y forma de competir tendría que servir de modelo en los colegios, universidades y en general ante cualquier planteamiento de la vida. En el deporte interviene el factor ... suerte, pero es imposible que esta se repita siempre. Habría que explicar las claves y los rasgos más importantes de este éxito. El rigor en la gestión económica y deportiva del club se debe al experimentado presidente Florentino Pérez —presidente de la importante empresa de infraestructuras ACS—, que ha sabido interpretar el espíritu y tradición de una institución legendaria. Ha protegido a la entidad —cuyos propietarios son los socios—, con un equilibrio financiero para gastar en función de los ingresos. La prudencia económica se compagina con la audacia para emprender negocios con proyección de futuro, como la inversión en el deslumbrante estadio, que ya comienza a amortizarse con la explotación de una empresa estadounidense. Ha sido un acierto nombrar entrenador a Carlo Ancelotti, después de que decidiera irse Zinedine Zidane, tras conseguir tres Champions consecutivas (2016 a 2018); igualará al ídolo francés si consigue la final en Londres, que se sumarán a otros dos galardones con la A.C. Milan.
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La imagen que proyecta el entrenador italiano en las ruedas de prensa con humildad y sentido del humor («Háblame del mar marinero»), representa con brillantez a la institución de forma amable y positiva ante los medios, cuyos profesionales cumplen con la obligación de hacer preguntas incómodas. Podía haberse quejado a la dirección del club ante la marcha sorpresiva sin recambio de Karim Benzema, con un promedio de 30 goles en las tres últimas temporadas. Tampoco ha ayudado a confeccionar la lista de convocados las graves lesiones de jugadores claves como Courtois, Militao y Alaba; y de bajas de menor duración junto a sanciones de Vinicius, Bellingham, Carvajal, Camavinga, Nacho, Mendy o Tchouaméni. Sin embargo, ha gestionado el grupo de forma magistral, en el que ha primado el compañerismo y el buen ambiente propio de una familia, sin egos disgregadores, pese a la sana impaciencia por conseguir minutos como el joven Arda Güler. Se ha reinventado sin ajustarse a un sistema preconcebido de juego, que ha adaptado según las características del contrincante. Ha mantenido motivados a los suplentes, que han jugado un papel decisivo en todos partidos, como Lucas Vázquez, el héroe Joselu, Ibrahim, Lunin o Kepa. Como no tenían un goleador específico se han repartido entre todos más de cien goles. Este hombre tranquilo que cumple con su palabra (elogio de Rummenigge cuando entrenó al equipo muniqués), ha administrado la experiencia de Kross y Modric (la afición pide su renovación) con la juventud de la plantilla, cuyo promedio de edad no supera los 26 años. No sólo ha sido un estratega o buen gestor de deportistas de élite, sino que ha actuado con el cariño de un padre, con jugadores como Rodrygo, Vini, Valverde y los canteranos del Castilla, para transmitirles su sabiduría adquirida en Milán, Londres, Paris, Múnich o Turín.
La complicidad entre el exigente público y la plantilla («¡Cómo no te voy a querer!») han sellado un compromiso de correspondencia inquebrantable. Las constantes remontadas son el reflejo de la excelencia de los valores avalados por la historia y la fe de luchar y no rendirse hasta el pitido final. Por eso se explica la noche del miércoles que, perdiendo en el minuto 88 del segundo tiempo, se logre empatar y tres minutos más tarde (en el descuento) se consiga la victoria. Ni siquiera han tenido tiempo para celebrar el 36 campeonato de Liga, pues lo festejarán este domingo en la Almudena, la patrona de los madrileños, y en la tradicional plaza de Cibeles. Un reproche a la Federación de fútbol por la poca sensibilidad de entregar este trofeo en 'Los Cármenes', ante un equipo que desciende. Una falta de cortesía y deportividad al equipo que se niega felicitar al campeón por envidia, y no es el Barça; éste y el Bayern como malos perdedores se quejan de los arbitrajes. Santiago Bernabéu enseñó que la virtud fundamental de los grandes es la humildad, recomendación para tener presente, pese a las incorporaciones de Endricx o Mbappé. Dentro de tres semanas intentarán conseguir la Decimoquinta en Wembley contra el granítico Borussia de Dortmund.
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