Estas celebraciones tenían un marcado sentido trascendente, porque se realizaban en honor a Zeus. El 'espíritu olímpico' implica esfuerzo, excelencia, juego limpio, amistad y respeto al adversario.
Javier Pereda Pereda
Jaén
Jueves, 25 de julio 2024, 23:21
Uno de los legados más importantes de la cultura helénica para la humanidad han sido los Juegos Olímpicos. Estos comenzaron ocho siglos antes de la ... era cristiana, en la antigua Grecia de Tales de Mileto, Pitágoras, Sócrates, Platón o Aristóteles, el padre de la filosofía occidental. Cada cuatro años los ciudadanos de los estados de Olimpia, Delfos, Corinto, Nemea o Argos competían entre sí. Estas celebraciones tenían un marcado sentido trascendente, porque se realizaban en honor a Zeus. El 'espíritu olímpico' implica esfuerzo, excelencia, juego limpio, amistad y respeto al adversario. La 'llama olímpica' representa la paz y la esperanza, por eso durante su celebración se declaraba la tregua olímpica. Y la 'antorcha olímpica' simboliza el conocimiento y la razón. El pensamiento griego, el derecho romano y la religión judeocristiana conforman a Occidente. Con la modernidad, en 1894, el noble francés, Pierre Fredy, barón de Coubertin retomó ese espíritu olímpico, actualizándolo al momento histórico. El símbolo de los JJ. OO. con los cinco anillos olímpicos entrelazados, que representan a cada uno de los continentes, indican el sentido de unidad de todos ellos, compatible con la pluralidad y diversidad de razas, lenguas y culturas. Que cada cuatrienio se organice un evento mundial de esta envergadura, estrecha los lazos de unión y de amistad entre todos los hombres, integrantes de esta gran familia. Por eso, el espíritu olímpico está orientado a esforzarse y a luchar, antes que ganar, aunque los atletas pretendan conseguir medallas.
Estos 'Jeux Olympiques' parisinos, los trigésimos terceros de la modernidad, con sus variadas disciplinas deportivas, reúnen a más de 10.500 hombres y mujeres de 206 países del mundo. En ninguna cumbre política o económica mundial están representados individualmente de forma democrática y justa los ocho mil millones de personas que habitan el planeta. Los únicos méritos consisten en el entrenamiento y la destreza personal, que, conforme al lema olímpico —'Citius, Altius, Fortius' (más rápido, más alto, más fuerte)— puedan desarrollar en cualquier disciplina deportiva. Ante este escaparate mundial algunos han pretendido empañar el 'juego limpio' que promueve la Carta Olímpica y protege el Comité Olímpico Internacional, mediante la ideologización de los juegos. Con la prohibición del uso del velo islámico, los organizadores se contradicen al cercenar la libertad religiosa de algunas atletas.
Sobre las Olimpiadas se me ocurren cuatro momentos históricos llevados a la gran pantalla. Los Juegos Olímpicos de París en 1924, reflejada en la película ganadora de cuatro Óscar, 'Carros de Fuego' (1981), con música de Vangelis. Los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, donde el régimen nazi quiso hacer propaganda de la superioridad de la raza aria, pese a que el afroamericano Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro; queda reflejado en 'El héroe de Berlín' (2016), dirigida por Stephen Hopkins. En la Olimpiada de Melbourne de 1956 se enfrentaron en la semifinal sangrienta de waterpolo, la Unión Soviética contra Hungría, recreada en la película 'Hijos de la gloria' (2006), en donde el país magiar contrarrestó en la piscina la salvaje invasión rusa de Nikita Jruschov. En la Olimpiadas de Múnich, en 1972, once atletas israelíes fueron asesinados por un grupo terrorista palestino; Steven Spielberg dirigió 'Múnich' (2005), que narra la represalia del ejército israelí con la colaboración del 'Mossad'. Por eso el papa Francisco ha sugerido que, conforme el espíritu del olimpismo de paz y esperanza, se produzca, como en la Grecia de entonces, un alto el fuego entre los países en guerra. Nos espera una apasionante Olimpiada en Ciudad de la Luz. Han elegido un logotipo patriótico con un círculo dorado, evocador de una medalla de oro, que enmarca una llama que forma el rostro de una mujer: 'Marianne', la personificación de la República Francesa. Se pretende superar los 22 metales de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Disfrutaremos de los mejores atletas del mundo con sus nuevos 'récords'. Nos esperan numerosas anécdotas humanas y deportivas entre los integrantes de las 45 disciplinas. Estaremos atentos al maratoniano keniata Kipchoge, a Simone Biles que desarrolla con precisión los ejercicios de gimnasia artística, al combinado norteamericano que juegan en la NBA, capitaneado por LeBron James, a la velocista jamaicana Shelly-Ann Fraser-Pryce, al estadounidense de los cien metros Noah Lyles, al pertiguista Duplantis, a Nadal y Alcaraz, y a la nadadora estadounidense Katie Ledecky, ferviente católica que confiesa cómo se concentra rezando 'Avemarías'.
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