Aplazado por aplazamiento

Ayer nos desayunábamos con este titular en la portada de IDEAL. 'La financiación del segundo tramo de Rules, sin resolverse medio año después'. También venía una foto de Trump jurando como presidente de Estados Unidos, pero eso todavía no he podido rumiarlo, procesarlo ni asumirlo.

Pilar García-Trevijano nos recordaba que el retraso en la tramitación del proceso 'rulesco' ya supuso la pérdida de fondos Next Generation y que la obra se valora en 80 milloncejos de euros, sin que las reuniones que hasta la fecha han mantenido las administraciones, Junta y Gobierno, hayan prosperado; fascinante eufemismo.

He estado leyendo todo lo que IDEAL ha publicado estos meses sobre los desglosados de Rules, a pesar de que el teclado de mi portátil también hacía ruiditos sospechosos cada vez que ponía 'Rules' en Google. El dolor de cabeza que me ha entrado al tratar de entender cada desglosado, plazos de ejecución y fórmulas de financiación no se lo deseo ni al enfervorecido Elon Musk que estiraba el brazo de forma harto sospechosa en la entronización de Trump. A ver qué nos cuenta José Antonio Montilla, subdelegado del Gobierno, sobre cómo se van a financiar esos 80 kilos del ala. En su momento dijo que no estaba previsto que se hiciera con los Next Generation perdidos, sin concretar nada más. Veremos esta semana, que vuelve a haber reunión en la cumbre.

¿Y qué me dicen del aplazamiento, que de momento es cancelación, de las ayudas a la investigación en inteligencia artificial a nivel nacional? La UGR solicitaba 5,8 millones de los 31 previstos a través de proyectos variados que implicaban a diversos departamentos, cuyo personal se había dejado las pestañas en cada solicitud. Total, pa'ná. Porque ahora toca esperar. Y desesperar. Esperar una nueva convocatoria, ver cómo se plantea, qué requisitos exige. Y volver a rellenar papeles. ¿Será por esperar? No me extraña que el rector, Pedro Mercado, mostrara «un profundo malestar».

Y así se nos va pasando el tiempo, entre aplazamientos, cancelaciones, postergaciones, anulaciones y esperas. Pasa el tiempo. Pasa la vida. Y lo peor es que, en realidad, no pasa nada. De nada.