Ayer por la mañana presentábamos en el Ayuntamiento el programa de Biotopías, el festival patrocinado por Fundación Unicaja dedicado a la naturaleza. Como teníamos que estar temprano en Plaza del Carmen, aproveché para desayunar en el centro, en un lugar llamado Amazonia donde tienen huevos ... revueltos y suculentos 'bagels'. Y como la noche anterior había hecho ayuno intermitente, forma cuqui y moderna de decir que me fui a la cama sin cenar, como un niño castigado; me puse púo.

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Pero miren ustedes por dónde, para una vez que no desayuno en mi Zaidín, resultó que un buitre, de los buitres de toda la vida, hizo su sorpresiva y majestuosa aparición en mitad del barrio, muy cerca del Valencia donde suelo tomarme mi café con leche y media tostada de jamón de Juviles. ¡Esa sí que fue una presencia biotópica!

Se me ocurren un montón de metáforas sobre el porqué de la presencia de un buitre en las calles de Granada. Quienes nos hemos criado viendo wésterns y los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente sabemos que una bandada de buitres dando vueltas en el cielo no pronostica nada bueno. Más o menos lo mismo que una manada de energúmenos pasados de copas en un pub o discoteca.

Leo en las redes ingeniosas chanzas sobre el mal momento del Granada C.F., que nuestro buitre apareció por las inmediaciones de Los Cármenes. ¡Bendita malafollá! Lo bueno es que el buitre, una vez recogido por los expertos del CREAS, Centro de Recuperación de Especies Amenazadas, está razonablemente bien. Desnutrido. Y ostensiblemente desorientado. Pero nada más.

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La duda es, por tanto, qué le atrajo del Zaidín al ave carroñera. ¡Ay! ¡Ya está! ¡Ya lo he dicho! Miren que estaba tratando de no meter el término 'carroña' en esta columna, que le va a dar un aire así como a corrupción y pestilencia. Y de eso, con las ratas que se han dejado ver este verano por algunas calles y avenidas del barrio, incluida una muy ilustrada, ya vamos servidos.

En fin. Ojalá que no tarde el buitre en estar recuperado y salir volando hacia territorios más propicios para su naturaleza. Será buena señal, que por biotópicos que nos sintamos, no estamos para repullos hithcockianos de buena mañana en esta nuestra ciudad.

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