El lunes fue un día nefasto para Granada. A los problemas del fútbol se unían el varapalo del Tribunal Supremo en lo de la Agencia Estatal de Supervisión de Inteligencia Artificial y el anuncio de que el Centro Lorca mengua su presupuesto para actividades culturales ... en 86.000 euros para 2024.

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A eso le unimos el anuncio de una cabalgata de Reyes en la que los tres emisarios de Sus Majestades serán caucásicos, entendiendo que uno de ellos tendrá que tiznar su cara bonita para meterse en el papel del Baltasar, y se nos queda un panorama de lo más desalentador. ¡Y era lunes, ojo!

De fútbol no tengo ni pajolera idea, pero leo todos los días lo que escriben quienes sí saben y se me atraganta el café. ¿Cómo se pueden hacer las cosas tan rematadamente mal en apenas unos meses? Lo mismo piensa la directiva, como cierto gurú de la cosa política, que unos partidos se ganan, otros se empatan y otros se aprenden. A este paso, los estrategas futbolísticos locales van a dejar fuera de juego a los mismísimos Siete Sabios de Grecia.

Con lo de Aesia, sin embargo, me he quedado la mar de descansado, así se lo digo. No piensen que soy un traidor o un convenido. Es solo que tenía mala conciencia: cuando el Ayuntamiento organizó la Fiesta de la Inteligencia Artificial en plaza Bib-Rambla, un multitudinario evento que contó con la participación de decenas de personas, escenario, MCs y DJ incluidos, yo no fui.

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Como el huevo sin sal que soy, no asomé por aquella IA Rave Party y me quedó mala conciencia. «Verás tú que no nos han dado Aesia porque sosos como tú no se sumaron a aquel jolgorio reivindicativo», pensaba para mis adentros, al conocerse lo de La Coruña. Pero no. Como ha quedado demostrado, lo de Galicia estaba hecho desde el principio y el resto de candidaturas lo único que hicieron fue el canelo. Una solemne pérdida de tiempo y de dinero. De ilusión no hablo, que me da hasta fatiga escribirlo.

Leo por aquí, como crítica, que la decisión no fue técnica, sino política. No sé. Más que política, yo la tildaría de caciquil. Una demostración palmaria de quién la tenía más larga. A la mano en el Gobierno me refiero. Y resultó ser Nadia, la V1P de Pedro Sánchez. Por todo ello, au revoir, Aesia, ¡adiós!

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