Ayer fue uno de los días que ponen a prueba la seriedad y la coherencia de madres y padres. ¿Qué hacer? ¿Obligar a la camada a ir a clase e impedirle disfrutar de la Tarasca o inventarse la excusa más peregrina para llevar a la ... chavalería a disfrutar de la Pública con sus gigantes y cabezudos?

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También está la opción de hacerse los suecos, los despistados, las tías y los tíos de los higos. De mirar para otro lado, tanto en el cole como en casa. Un día de rabona consentida sin partes ni avisos en el iPasen, más pasota que nunca. Por cierto, ¿cómo se le llama ahora a lo de fumarse las clases? He escrito 'rabona' y me he sentido como un dinosaurio carpetovetónico. Al menos no he puesto 'hacer pellas', una expresión que ya entonces, en el siglo pasado, me parecía patética.

En realidad, como bien decía José Enrique Cabrero en su crónica desde el interior de la Tarasca, pocas muestras mejor acabada que ésta para explicar qué es la malafollá granaína: poner una procesión dedicada a la gente menuda cuando la gente menuda no puede ir porque tiene clase. O, a sensu contrario, declarar lectiva en Granada una de las jornadas más festivas del año para la infancia. Es como poner la Cabalgata de Reyes el día 7 de enero por la mañana, bien temprano.

Lo sé, lo sé. El calendario lectivo es algo demasiado serio como para andar adaptándolo a las festividades locales y su particular idiosincrasia. Bastante complicado es ya lo de cuadrar puentes oficiales, semanas blancas, santas, navideñas, veraniegas, erásmicas, intercambiables, etc. Y si la chavalada quiere procesión, que vaya mañana a la muy seria, religiosa, formal (y calurosa) procesión del Corpus Christi, como debe ser.

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No les voy a engañar. Me gustan las madres y los padres que no llevan a su chiquillería al cole el miércoles de Corpus. O que pasan por el centro educativo a recogerla a eso de las 11 para que disfrute de la Tarasca y sus trompazos. Sobre todo si, además de hacerse cargo de su prole, se lleva a otro puñado de chaveas felices por la travesura. Con el preceptivo permiso familiar, por supuesto.

Que empieza uno a fantasear con estas cosas y se le ocurren unas cuantas ideas para el arranque de una historia negro-criminal basada en una desaparición que podría ser un secuestro. ¿Se imaginan? ¡Menudo Corpus! Les dejo, que voy a darle forma a eso, a ver si sale algo medio potable.

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