Decía ayer Ian Anderson, el líder de Jetrho Tull, que «lo del woke está yendo demasiado lejos». Woke. La palabra me suena a gigante peludo de 'Star Wars', por lo que ya me gusta. Según la Wikipedia, lo woke comenzó en EE.UU. como forma ... de definir a quienes se enfrentan y mantienen alerta contra el racismo. En ese sentido, apúntenme. Woke total. Después, se amplió el alcance de la palabra y era sinónimo de estar concienciados ante otras cuestiones de desigualdad social, como el género o la orientación sexual. Y sí, por supuesto que sigo siendo woke. A mucha honra.
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A partir de ahí, sobre todo cuando empezó a confundirse con esa infame cultura de la cancelación de la que estoy rabiosamente en contra, lo woke pasó a ser un insulto, una descalificación. Como ocurre con todo reduccionismo e imposición de etiquetas, si eres woke tienes que ser pro y a la vez anti tantas cosas que agota solo el pensarlo.
Pero con esto ocurre como con el buenismo: mejor serlo que no serlo. Y apencar con las consecuencias. Si lo contrario de un ingenuo y tonto buenista es un taimado y pérfido malista; me quedo con la opción A. Por ejemplo, lo que ha pasado estas semanas con las nuevas temporadas de 'Fargo' y 'True detective', ferozmente acusadas, acosadas y vilipendiadas. Por woke.
La nueva entrega de 'Fargo' es sensacional, extraordinaria y maravillosa. Como todas las anteriores. Cada una tan diferente, todas tan audaces e ingeniosas. Y adictivas. La quinta temporada está protagonizada por una mujer en apariencia débil y apocada que se enfrenta a un siniestro personaje masculino. Y eso, claro, ha irritado a infinidad de espectadores. Por woke. ¡Faltaría más! ¿Cómo osan los creadores de una serie mainstream a hacer protagonista absoluta a una mujer? ¡Por favor!
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Lo mismo con 'True detective: Noche polar', protagonizada por Jodie Foster y Kali Reis y cuyo polémico último episodio se estrenó el pasado lunes. Les confieso que, estando soberbias las protas, me ha gustado menos que la propia 'Fargo'. Esta entrega de TD tiene una narrativa difusa que no me ha terminado de convencer.
Eso sí: leo los comentarios en las redes, y flipo, como si solo dos polis hombres y heterosexuales pudieran llevar adelante una investigación y la mujer tuviera que quedar relegada al papel de víctima, esposa, amante o, en el mejor de los casos, mujer fatal. Como si no pasara el tiempo.
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