Llevar al extremo la salud pública más aún
La ignorancia y el fanatismo son una mezcla muy peligrosa en el ámbito de la salud pública: pueden costar vidas
Joan Carles March Cerdá
Domingo, 18 de junio 2023, 21:16
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Joan Carles March Cerdá
Domingo, 18 de junio 2023, 21:16
La sanidad saltó a la agenda política gracias a la covid-19. Repentinamente, 'sanidad' y 'salud pública' estuvieron en boca de todos, población y políticos, para ofrece una oportunidad única para abordar los problemas del sistema nacional de salud. La seguridad sanitaria y la salud ... pública pasaron a formar parte de la seguridad nacional. Casi nadie sabía qué era la salud pública y llegó la pandemia, que permitió que casi todo el mundo empezara a hablar de ella.
La mayoría de la población empezó a entender la importancia de la salud pública ante las olas de una pandemia, las muertes por un virus que iba afectando día a día a más gente y ante la necesidad de poner en marcha medidas que ayudarán a disminuir el número de personas contagiadas. Mucha gente valoró el papel de las vacunas y la importancia de investigar en salud pública como manera de ir resolviendo una pandemia. Gran parte de la población española puso en valor las medidas de salud pública, desde las mascarillas al confinamiento, pasando por las vacunas y la ventilación.
Hemos podido leer miles de artículos sobre salud pública en estos tres últimos años, gracias a la gran colaboración científica, de los que me quedo con unos resultados que señalan como especialmente efectivas las medidas tomadas en distancia social y ocupación de zonas de restauración, sobre todo en interiores. Nos acostumbramos a ver a Fernando Simón para saber qué teníamos que hacer y qué no, cuál era la evolución de las personas infectadas y cuántas habían muerto, cómo era la situación de los hospitales, los centros de atención primaria y residencias, cómo cambiaba la situación de las UCI y hacia dónde era necesario ir caminando para mejorar.
Y así pasaron estos años de pandemia hasta que, después de muchas olas, de muchas muertes, de muchísimas personas contagiadas, de cantidad de muertes en residencias y de personas afectadas de covid persistente, la OMS ha declarado hace poco que se ha terminado la emergencia en salud pública y, mientras tanto, Castilla y León, gobernada por PP y Vox, ha planteado relajar los controles a la tuberculosis bovina, con un programa de mínimos y no de máximos. Mal vamos para la salud pública.
Según el consejero de Agricultura de esa comunidad, en este asunto de la tuberculosis se ha «llevado muy al extremo la salud pública». Y se atreven a decirlo a pesar de las críticas de los colectivos veterinarios ante el relajo de los controles sanitarios, que señalan al PP y Vox por haber puesto en peligro la salud animal y humana. Y es que la tuberculosis bovina es una enfermedad bacteriana crónica de los animales que puede transmitirse a los humanos, por lo que la vigilancia estricta y las medidas para prevenir una mayor propagación de la enfermedad son de gran importancia.
En Castilla y León, si una vaca es diagnosticada con tuberculosis (la enfermedad se contagia a través del aire o de la ingesta de alimentos contaminados), su destino directo es el matadero, como se indica en el programa de erradicación de la enfermedad del Ministerio de Agricultura. Estos protocolos, basados en criterios científicos, se desarrollan por orden de la Unión Europea desde que España entró en la Comunidad Económica en 1987 como medidas para contener la propagación de la enfermedad al resto del territorio. Las actuaciones que incluyen son sencillas: realizar controles a través de pruebas de diagnóstico, sacrificar a los animales que den positivo (y al resto de animales de la explotación en caso de que el positivo se haya localizado en una región libre de tuberculosis) y restringir los movimientos de rebaños contagiados. El objetivo europeo de prevalencia de rebaños infectados por tuberculosis para 2022 era 1,29%, mientras en Castilla y León, cuyo Gobierno, de PP y Vox, ha hecho estallar la polémica, se encuentra en el 2%.
Por tanto, cuando leo la frase «llevamos muy al extremo la salud pública» me quedo a cuadros. ¡Imagináoslos gestionando una pandemia! La ignorancia y el fanatismo son una mezcla muy peligrosa y en el ámbito de la salud pública pueden costar vidas. Y ante ello, la Comisión Europea ha afirmado que la relajación de controles en Castilla y León va en contra de las normas europeas. Yo, ante todo ello, pido más salud pública para una mejor salud colectiva. Más salud pública y más salud comunitaria para avanzar en un mejor sistema nacional de salud. Pensaba que en algunos aspectos la pandemia había servido para que potenciáramos más la salud pública, para que se creara una agencia de salud pública (aún no aprobada pero ya en trámite en el congreso de diputados) o para que se incrementara el porcdentaje dedicado a la salud pública en las comunidades autónomas.
Junto a Castilla y León, si miramos Andalucía y la salud pública, me atrevo a decir que los cuatro años que ha gobernado en la primera legislatura del PP han sido muy decepcionantes. No han hecho casi nada, a no ser gestionar la pandemia en función de las líneas que marcaba el Gobierno de España y a veces llevándola a medidas al absurdo y a comités donde quienes estaban eran los dirigentes políticos más que los técnicos expertos. Otra de las cosas destacadas del PP en esos cuatro años fue el intento de derribo de la Escuela Andaluza de Salud Pública, que se dulcificó para luego llegar al mismo sitio, la desaparición progresiva de una gran institución que ha perdido el rumbo y el norte, a pesar de que los números de alumnado den otra apariencia.
Ante ello, pido más salud pública, más profesionales en salud pública, más presupuesto en salud pública y más medidas para una salud pública y salud comunitaria que permita avanzar. Lo necesita la ciudadanía. Lo necesitamos los/as profesionales. Lo necesitamos todos y todas.
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