La verdad es que estamos en shock con lo que sucedió el martes 29 de octubre en varias localidades de la provincia de Valencia debido a las DANA que generó lluvias torrenciales que provocaron el desbordamiento de barrancos y ríos. Pasados una semana del desastre, ... a pesar de que no sabemos el número total de muertes ni de desaparecidos, en medio de las labores de rescate y limpieza, es preciso plantearnos cuál es la afectación para la salud de la población en estas localidades. Y la clave para evitar una crisis de salud pública reside en la rapidez de estas intervenciones.
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Ante un desastre hay que actuar en varias fases que van desde la prevención y preparación a la respuesta y recuperación. Se trabaja ahora en la fase de respuesta, que implica rescates, atención sanitaria, y acceso a los servicios básicos como casa, agua potable y electricidad para reducir daños personales.
Proporcionar asistencia sanitaria adecuada a quienes lo necesitan, como las personas con traumatismos y heridas causadas por la inundación, el proporcionar albergues para quienes han tenido que ser evacuados de sus casas, garantizar el acceso a recursos básicos como abrigo, agua, alimentos y energía… es fundamental. En definitiva, estabilizar la situación, reduce los posibles daños personales. Y además cuidar la salud mental, muy importante para vecinos, principalmente y más quienes han tenido pérdidas humanas o quienes tienen personas desaparecidas o sus casas y voluntarios además de profesionales.
1. Leptospirosis. Se transmite principalmente a través del contacto con agua o suelo contaminado con orina de animales infectados, especialmente roedores.
2. Hepatitis A. Enfermedad muy contagiosa que afecta al hígado y que puede transmitirse por medio de agua o alimentos contaminados.
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3. Tétanos. Enfermedad causada por la bacteria clostridium, la cual vive en el suelo, la saliva, el polvo y en el estiércol. Las bacterias suelen ingresar al cuerpo a través de un corte profundo o una quemadura. La vacuna contra el tétanos puede prevenir la enfermedad.
4. Gastroenteritis. La exposición a aguas contaminadas y la falta de condiciones higiénicas adecuadas incrementan el riesgo de infecciones gastrointestinales como Salmonela, Escherichia coli y Shigella.
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5. Enfermedades vectoriales. Es frecuente la proliferación de mosquitos, posibles vectores de algunas enfermedades, como la presencia del mosquito tigre que representa un riesgo adicional por as condiciones húmedas y la abundancia de agua estancada.
6. Es común que se presenten infecciones en la piel y en los ojos por contacto de las manos contaminadas.
7. Las neumonías, las infecciones respiratorias y la legionelosis también pueden aparecer con frecuencia.
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Tras las inundaciones pueden surgir riesgo importantes por la acumulación de agua estancada, la posible contaminación del agua de consumo y las alteraciones en los sistemas de saneamiento, que crean condiciones favorables para que patógenos y vectores se desarrollen y se propaguen. No hay que olvidar además que el agua arrastra objetos peligrosos y posibles sustancias tóxicas como combustible.
Es fundamental que las autoridades sanitarias implementen sin demora acciones preventivas, y tengan en cuenta a 2-3 meses cuestiones como el posible incremento de enfermedades cardiacas y respiratorias o de conductas suicidas. Por tanto, es crucial atender el impacto en la salud mental de los afectados y de quienes los asisten, especialmente de aquellos que han perdido familiares o sus hogares. También, es clave educar a la población sobre prácticas de higiene para reducir riesgos, así como extremar precauciones en el consumo de alimentos y agua.
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Junto a ello, es vital cuidar y garantizar la continuidad de la atención de aquellas personas que ya padecen enfermedades crónicas o que necesitan cuidados constantes, ya que enfocarse solo en las emergencias agudas puede dejar desatendida a esta población vulnerable, lo cual podría tener consecuencias graves. Las personas con enfermedades crónicas están en un riesgo adicional al no contar a veces con sus medicamentos o con los cuidados habituales.
No hay ninguna evidencia científica de que una situación de este tipo sea un riesgo de enfermedades tipo cólera, tifus y otras, ya que no son epidémicas en España.
Para evitar una crisis de salud pública, aparte de la rapidez de las intervenciones y la coordinación entre las autoridades sanitarias, los servicios de emergencia y la propia comunidad, ello recae tanto en las acciones oficiales como en el compromiso de cada persona para seguir las recomendaciones y mantenerse alerta, eso obliga a tener en cuenta a las personas excluidas, junto a asegurar el acceso a agua potable, restablecer los sistemas de alcantarillado y gestionar los residuos de manera rápida. En áreas donde aún no se haya restablecido el saneamiento, se recomienda el uso de baños portátiles y sistemas temporales de eliminación de residuos para minimizar el contacto de la población con aguas contaminadas.
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También es necesario el control de vectores y, además del drenaje, es importante implementar medidas de fumigación en zonas de mayor riesgo para reducir la población de mosquitos adultos, repitiéndose periódicamente durante las semanas posteriores a la inundación para asegurar su efectividad.
Asimismo, se debe establecer un sistema de vigilancia epidemiológica para detectar posibles brotes de manera temprana, reduciendo así la severidad y extensión de las infecciones.
Respecto al equipo de protección personal, se recomienda el uso de botas impermeables con suela gruesa, guantes de trabajo impermeables y resistentes a productos químicos, ropa de manga larga y pantalones largos, y el uso de mascarillas y gafas de protección cuando haya contacto con sustancias químicas o riesgo de inhalación de partículas en ambientes con polvo o residuos.
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Aunque la participación de voluntarios es de extraordinaria ayuda, su movilización debe realizarse de forma controlada y organizada, bajo la supervisión de entidades de protección civil. Es crucial que estén debidamente preparados, cuenten con el equipo necesario, tengan sus vacunas al día, especialmente contra enfermedades como la hepatitis A y el tétanos y no sobrecarguen una infraestructura que ya se encuentra afectada.
Lo ideal es contar principalmente con personal especializado y capacitado, especialmente en áreas como gestión de desastres, primeros auxilios, saneamiento y salud pública. Hay que garantizar además la seguridad alimentaria y los medicamentos y tratamientos (diálisis, quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia,…) cuanto antes, aunque sea de manera provisional.
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Es necesario devolver a la población a la situación anterior anterior a la DANA con el menor impacto posible para su salud. Eso implica reconstruir infraestructuras, sanitarias y no sanitarias, ofreciendo además ayudas económicas y laborales y una atención para afrontar los traumas, no sólo físicos sino también emocionales.
Una vez superada la crisis, es importante hacer un análisis de las medidas de todo tipo que puedan tomarse de cara a minimizar los efectos de futuros fenómenos atmosféricos adversos que puedan agravarse debido al cambio climático, además de hacer un seguimiento de las personas involucradas para minimizar problemas futuros.
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