Conozco algunos columnistas de prensa, y de entre ellos aludiré hoy a los que como yo escribimos en el periódico IDEAL. Hablo de ese grupo de personas que como 'vírgenes vestales' en la antigua Roma mantienen encendida la llama del criterio y la sana curiosidad ... en estas páginas. Quienes aquí lo hacen regularmente, construyen argumentos con su escritura y los asoman al balcón del periódico.
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La columna de prensa surge en el periodismo a finales del siglo XIX, en rotativas de Chicago y Nueva York. Desde entonces, los columnistas relatamos cosas sobre asuntos que enlazan con la coyuntura del momento o se vinculan con las constantes de la condición humana.
El término columna procede de la arquitectura referido a ese soporte vertical que sostiene lo edificado. Entre otras muchas acepciones, también se denomina columna a la formación militar que marcha de manera ordenada. Pero en el sentido que hoy comento, la columna es un género periodístico que expresa puntos de vista sobre temáticas concretas, y lo habitual es que los periódicos cuenten con columnistas dedicados a escribir sobre asuntos de actualidad e interés general.
Del mismo modo que la vertebral, la columna de prensa articula el pensamiento y propicia el raciocinio en un cuadrilátero reducido, en una página escasa se interpreta cuanto sucede alrededor. Diría que el columnista es una especie de extraterrestre al que interesa cuanto acontece en este curioso planeta, en el que ha caído no se sabe por qué, como Gurb, el alienígena de la novela de Eduardo Mendoza, y que narra cosas que aquí acontecen con vocación de encontrarles alguna explicación.
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Creo que las columnas de prensa son como teselas de un mosaico o piezas de un rompecabezas, útiles para componer una idea de la realidad. Lo cierto es que el mundo es un verdadero puzle donde no siempre encaja la lógica, la libertad, la igualdad, la solidaridad, ni –desde luego– el sentido común. Pese a ello, los columnistas intentamos armar el rompecabezas ensamblando sus, a veces, disparatadas piezas. Quizá esta labor no haga mejor al mundo, pero ensancha la comprensión del mismo y contribuye a no darlo por perdido.
La columna no es objetiva. Es subjetiva. Lleva el sello personalísimo de su autor, pero eso no significa que tenga que ser tendenciosa o capciosa. Contiene un alegato que será más o menos compartido, pero argumentado. Si se me permite, diría que es un ensayo a pequeña escala, en miniatura.
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No perdamos de vista que la columna es un espacio cívico de libertad y de espíritu crítico. De ahí los intentos de silenciar que proceden -por ejemplo- de lo políticamente correcto. Y de ahí los escarmientos urdidos desde el poder a través de la autocensura.
En fin, el otro día tuve el honor de intervenir en la capital jienense en la gala de los Premios IDEALES 2023, con ocasión de la entrega de reconocimientos de este periódico, y allí conté cosas sobre los columnistas de prensa.
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