Hermosa y variada es España. Contradictoria también. Para muestra un botón: Mientras la política nacional baila al son que toca un prófugo desde Waterloo, en el Campo de Gibraltar se extiende la 'narcocultura', y mientras los cachorros del narco se ciscan en el tricornio de ... la Benemérita con la anuencia de los gerifaltes de Interior, en Galicia siguen con sus tradiciones de siempre, con sus meigas y queimadas, con sus costumbres ancestrales, con su proverbial agnosticismo político. Los experimentos con gaseosa, continúan pensando allí.

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Prueba de ello ha sido lo de este domingo en territorio celta. Pero a Sánchez eso le resbala, como tantos otros territorios donde el PSOE anda en retirada. Él a lo suyo, que es perpetuarse en el poder a toda costa. Su queimada tiene otros ingredientes, y los obtiene del cantonalismo de los 'indepes' que tanto piensan en el bien común. Como buen aventurero de la política que es, todo lo confía a su baraka y a la propaganda. Lo del domingo ya pasó. Ahora su apuesta está en lo que pueda acontecer en los inmediatos comicios del País Vasco (primavera 2024). El problema es que luego vienen las elecciones europeas (9 de junio), y las atribuidas facultades curativas de sus queimadas localistas puede que no sean tan milagrosas, por más que pronuncie engolados maleficios contra la 'fachosfera', esa terrible 'derechona' que traga crudos bebés recién nacidos.

Con tal de que su persona luzca en Moncloa, el sanchismo está dispuesto a dejar que el PSOE sea devorado por los nacionalismos en todos los territorios autonómicos. Curioso, sin duda, este proyecto personalista del que nadie discrepa, donde no hay una sola voz discordante. Ni siquiera ahora que ha horadado su suelo electoral en Galicia hasta extremos nunca vistos.

Su guardia pretoriana anhela una nueva pirueta, un nuevo prodigio como el del pasado 23J. Y su pinche, Tezanos, ya está metido en faena cocinando augurios para lo que resulte en Euskadi dentro de poco; de hecho, el CIS vasco ya adelanta un empate entre PNV y Bildu que daría al PSE la llave de la Lehendakaritza. Mientras los socialistas de toda la vida asisten resignados al papel subalterno de un irreconocible partido de Estado como fue el PSOE, que de un tiempo a esta parte todo lo confía a pócimas mágicas y alianzas con el separatismo venga de donde venga. Pan para hoy y hambre para mañana.

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Es lo que tiene la borrachera de poder, que te empicas en sus tragos, te vienes arriba convencido de que eres el rey del mambo y no encuentras el momento para dejarlo. En eso se parecen el orujo de la política y el aguardiente gallego vertido en una queimada, en que pueden ser despiadadamente adictivos y resacosos.

En fin, asistimos a tres citas electorales en apenas cuatro meses; de una ya sabemos el desenlace. Y, como en una queimada, prescindir de la realidad y sus conjuros, puede costar caro. Aunque no creamos en brujas, 'meigas haberlas haylas'.

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