Como si yo lo supiera, va tía Gertrudis y me pregunta por cómo ha llegado la política a convertirse en patio de recreo donde hacen triquiñuelas unos críos vanidosos mayores de edad. Me interroga la tita por qué permitimos que nos engatusen con trolas unos ... demagogos solo pendientes de su bolsillo. Por cómo es posible que dejemos el presente y el futuro en manos de 'lo mejorcito de cada casa'.
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Yo, que he ido a verla más que nada por la calabaza que hornea en vísperas de San Antón, y, de paso, saqueo su alacena de los exquisitos dulces que atesora en una caja de lata decorada con escenas circenses, cofre que a mí siempre se me antojó arca de manjares -que hay que abrir con las dos manos-, y que la tita heredó de su madre (e.p.d.), digo, que sorprendido yo por la pregunta del inicio, detengo mis pasos hacia la despensa, trago saliva y calibro respuesta quieto como una estatua. Mientras, tía Gertrudis se adelanta y abre el periódico sin darme tiempo a la rapiña de sus ambrosías.
La tita me coloca delante el retrato del 'Sánchez Dream Team' en el fin de semanita que se han raspado en Quintos de Mora, a nuestra costa. (Sí por cuenta de la tita, del amable lector y la mía propia. Sí, las 23 criaturitas, con sus nutridos séquitos y ayudas de cámara, se han pegado un homenaje este 'finde' en La Mancha. Donde todos se han masajeado entre sí como corresponde, pues lo tienen bien merecido).
La foto de la felicísima cita manchega me hizo reflexionar sobre que toda fotografía, por rutilante que sea, tiene su negativo oscuro. Además, mientras esperaba otra pregunta de tía Gertrudis, reparé en que en aquel cónclave faltaba el más importante: Puigdemont. Honorable donde los haya.
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Sí, eché de menos a quién de verdad gobierna España. Noté la ausencia del nuevo purpurado gubernamental, ante quien ahora hay que bajarse los pantalones las veces que haga falta. Al no salir de mi asombro por tan colosal omisión, me acerqué a la foto e hice recuento de nuevo punteando con el dedo a cada elemento/a. Y fue entonces cuando tía Gertrudis dijo que en Quintos de Mora ya tenían preparada la mejor 'suite' para el fugado, pero que el flamante prelado había puesto pegas al lugar del sínodo porque era territorio castellano, zarrapastroso suelo manchego, y que por ahí no pasaba su excelencia; quien hubiera ido de celebrarse el cónclave ministerial en Sant Pere de Roda o en Montserrat. Eso sí, una vez limpios los aledaños de negros, moros, andaluces y sudacas, que para eso van ahora los separatistas a desinfectar Cataluña de toda esa ponzoña migrante, salvo los que friegan retretes, cuidan sus viejos y sirven la barra.
Claro -dijo la tita-, ahora entiendo la causa del rostro demudado de nuestro paisano Rufián ante la nueva España feudal que estos traficantes de desigualdades van a imponer en breve. Es lo que tiene gobernar en almoneda, y convertir un país en un bazar donde el chantaje es de curso legal.
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