
Lenguaje nü shu
En el relato se condensa la vida de mujeres extraordinarias en una remota provincia china.
José Ángel Mesa
Lunes, 25 de diciembre 2023, 21:58
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José Ángel Mesa
Lunes, 25 de diciembre 2023, 21:58
Fiel a mi promesa del martes pasado, acabó el año sin dedicar la postrera columna de 2023 a la chusca actualidad española. Me niego a ... avinagrar la Navidad al amable lector. Ya habrá tiempo de prestar atención al cubileteo de trileros en que estos lumbreras han convertido el noble arte de la política. Ya veremos hasta cuándo les dura el trapicheo y la baraka.
En su lugar traigo a colación un libro: 'El abanico de seda', del que es autora Lisa See, novelista de origen chino establecida en Estados Unidos y a la sazón –creo- biznieta del patriarca del China Town de Los Ángeles. Comento esta obra ahora que impera la autocensura y que en Norteamérica muchos autores y lectores están dando allí la batalla contra la censura literaria. Dispuestos como están a combatir la ola de prohibiciones que ha retirado casi tres mil textos de las escuelas de todo el país. Imposiciones, claro, de los modernos de la muerte y de su 'corrección política'. Sutiles coacciones del manual hortera hoy tan en boga.
A lo que voy. Buceando en el libro de la señora See uno se adentra en el jardín de las costumbres chinas y en muchos de sus recónditos vericuetos, tan interesantes y desconocidos para un occidental medio. Se trata de una novela que abre ventanas a un mundo lejano e ignoto.
En el relato se condensa la vida de mujeres extraordinarias en una remota provincia china. Un lugar donde hace siglos ellas crearon un código secreto de signos para comunicarse entre sí sin tapujos: el lenguaje nü shu. Fue casi una necesidad pues entonces las mujeres vivían aisladas y sometidas a la férrea autoridad masculina. De modo que aquel creativo lenguaje era su válvula de escape. Mediante bordados en abanicos y toda clase de telas, con grafías y mensajes en nü shu, ellas daban testimonio de su universo, tan impactante como sofisticado, basado en un sistema de escritura silábica.
La cuna de este lenguaje milenario está Huan, provincia del sur, y hasta allí viajó See para documentarse. Una vez allí, la autora prolongó su estancia para ahondar en el lenguaje nü shu, e incluso trabó simpatía con una nonagenaria que era una de las últimas hablantes de esa lengua de grafía fonética. Tras averiguaciones, See, concibió la novela que cuenta la historia de amistad entre dos mujeres de muy diversa ascendencia social que se convirtieron en almas gemelas. Aquel vínculo perduró gracias a ese secreto lenguaje que les permitía compartir pensamientos e intimidades. Así, consolaron cuitas maternales y penalidades maritales. El nü shu las mantuvo siempre unidas, pero no faltaron contratiempos debidos a los errores interpretativo a los que se presta un lenguaje críptico.
En fin, el libro es recomendable pues nos habla de un lenguaje transmitido de madres a hijas, una lengua de estética estilizada, plasmada en encajes que formaban versos, y porque nos sitúa frente a la 'escritura de hombres' que, entonces, estaba vedada a las mujeres.
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