Proyectos audaces
La política frecuentemente decide quiénes avanzan, quiénes reciben suculentas subvenciones, quiénes son los elegidos. Los hechos hablan por sí solos
José García Román
Sábado, 20 de mayo 2023, 00:21
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José García Román
Sábado, 20 de mayo 2023, 00:21
El progreso de las ciudades y los pueblos puede llevarse a cabo como constante gota de agua o a golpe de timón una vez que se ha tenido claro a qué puerto ir con los recursos disponibles. Hoy el reloj de la vida sólo marca ... los segundos; sin embargo las palabras, asiduamente hijas de una incontinencia verbal, caminan con retraso en tanto que la tecnología vuela. El día persigue a la noche; la noche, al día. Concluído el almuerzo comenzamos a cenar. A los pocos días de desear ¡Felices Pascuas!, la Tarasca proclama rodeada de 'peques' ¡Feliz Corpus!, mientras miramos de reojo al verano, con la mente puesta en el otoño. Las horas de ayer son segundos hoy. Granada lo acusa aun más en su especie de letargo, voluntario e involuntario, de la mano de circunstancias y dirigentes. Y es que día y noche han de estar encendidos los hornos del pensamiento, porque «no avanzar es retroceder».
La política frecuentemente decide quiénes avanzan, quiénes reciben suculentas subvenciones, quiénes son los elegidos. Los hechos hablan por sí solos. Aquel momento ofuscado de «nosotros también», sin reflexión sosegada al objeto de llegar a acuerdos en símbolos y en todo lo que pudiese unir y no separar, fue en cierto sentido consecuencia de una táctica no precisamente transparente. Son muchos años de reacciones que impiden el anhelado equilibrio entre provincias al tiempo que se fomenta convertir la ciudad de Sevilla en 'El Dorado' de nuestra Comunidad, como en el antiguo Virreinato de Nueva Granada. Ser humanos implica equivocarse cada día, pero cuando se acrecientan los errores derramándose como agua en un vaso a rebosar se convierten en estrategia. Como el incomprensible 'aislamiento' de Granada por aire y ferrocarril que tanto daño está originando.
Sería deseable que Granada acelerara el calendario de sus planes de desarrollo para abandonar la posición rezagada. Es verdad que todo no es la velocidad pues existen 'vuelos' sagaces y medios idóneos para que en breve Granada sea considerada como le corresponde, recobrando su autoestima, parte de ella por los suelos. No hablamos de derrotismo sino de ecos de realidades. Hay miles de granadinos con ideas para elevar el nivel de su ciudad, de su provincia; granadinos que reclaman proyectos audaces como la AESIA, con valentía y aplomo en sus convicciones, firmes creyentes en las capacidades de su tierra; granadinos cansados de decepciones y desilusiones; granadinos aburridos del simpático y ya clásico grito «¡quéeeee!» del día de La Toma; granadinos generosos y leales entregados noche y día a Granada: amor de sus vidas.
He recibido un escrito de la plataforma LGG que propone la «fusión de Granada y área metropolitana en un solo municipio». Se trata de formar La Gran Granada como instrumento de despegue. ¿El punto de partida?: «Granada es la segunda provincia con más paro de España, la segunda ciudad más contaminada, a la cola en renta 'per cápita', que permanece impedida, pese a su potencial, con discriminaciones y agravios en infraestructuras e inversiones, y deficiente gestión de nuestros recursos».
Subraya dicha Plataforma los beneficios económicos de la fusión municipal pues «Hacienda adjudicaría más dinero por habitante y posibilitaría el acceso a fondos europeos creados para estas áreas». Y por lo que respecta a los gastos afirma que mermarían al unificarse «concesiones, coordinación y control, y reducirse cargos políticos, no así de trabajadores, necesarios en la gestión de las oficinas de distrito». Pone el acento en la mejora de dotación en servicios privados, aumentándose «el peso político» que ayudaría a curar la anemia en infraestructuras e inversiones públicas que sufre nuestra tierra.
Señala la Plataforma que «la cultura sería beneficiaria principal en una 'Granada' referente artístico y cultural, con inversores y emprendedores de la industria del conocimiento», favoreciendo «el reparto de espacios culturales con los pueblos, porque Granada capital no tiene espacio». Esto serviría «para estrechar lazos entre las poblaciones, dar mayor contenido y personalidad a festivales y eventos históricos, y recuperar valiosas tradiciones». Parece evidente que la inversión pública es reclamo para la inversión privada. En opinión de la Plataforma, «se podría incrementar el presupuesto municipal en un 60%».
No me he planteado analizar el texto de LGG. Sí percibo que uno de los obstáculos graves del proyecto pudiera ser la 'idiosincrasia' de los pueblos del área metropolitana. En tal caso, pienso que no sería un impedimento mayor que el de los distritos de la Ciudad, de carácter muy peculiar. Recordemos que, en muchas ocasiones, ciertas 'restas' pueden sumar.
En conclusión, creo que es digna de un debate en profundidad esta propuesta que, de realizarse tras el imprescindible acuerdo institucional, convendría tener muy presente la ley de la palanca del sabio Arquímides, definiendo fielmente la 'palanca' y el 'punto de apoyo' que moverían el 'universo' de la Nueva Granada.
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