No, no corran a extraer el diccionario de la estantería. Ya les doy yo el significado de 'miasma', según la RAE: «Efluvio maligno que, según se creía, desprendían cuerpos enfermos, materias corruptas o agua estancadas». ¿Qué les parece? No se me ocurre otra palabra que ... describa de mejor modo a las fuerzas que amenazan hoy a nuestra Cultura y nuestra Democracia. Al fin y al cabo, un «efluvio maligno» que ya se puede oler con exasperante intensidad en una gran mayoría de las cámaras legislativas de este país. Y que, por obra y gracia del Partido Popular, y más concretamente de su presidente, Alberto Núñez Feijóo, se está colando por las rendijas del poder ejecutivo en comunidades autónomas y ayuntamientos, salpicando materias tan importantes como la Educación y la Cultura. Dando lugar a llamativos excesos en su gestión, que ya son de dominio público y que, al parecer, también son 'peccata minuta' para los dirigentes 'populares'.
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Gentes a las que se creía tan centradas como el propio Feijóo, Borja Sémper o Moreno Bonilla han hecho callar a María Guardiola, la única baronesa que se atrevió a salirse del guion, empeñando su palabra en que taparía todas las rendijas en Extremadura para que no se colara la peste. Pero la palabra dada para el Partido Popular parece ser tan importante como la transparencia del sueldo de su presidente: les importa un pimiento. Hasta el punto de que el propio Juanma Moreno, embravecido de su mansedumbre, dijo algo tan 'bonito' como esto a la candidata extremeña: «ha tenido que tragarse sus palabras».
Y así, como antes refería, la Educación y la Cultura democráticas, las que, con mucho esfuerzo, no poca batalla, y demasiada pusilanimidad, estábamos logrando sacar del nacionalcatolicismo franquista, caen de nuevo en manos de esa miasma que la cubrió durante décadas. La derecha extrema y la extrema derecha unidas han dado lugar a una riada verdosa y pestilente de cancelaciones de la creación artística que ha de ponernos los pelos de punta. De tal modo que obras teatrales tan variopintas, excepcionales y atemporales como 'Orlando', de Virginia Woolf, o 'El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca', del Alberto Conejero, han sido canceladas en Madrid y Castilla León; y que películas infantiles de Disney Pixar como 'Lightyear', hayan sido retiradas de la cartelera en Cantabria, en este caso –no se lo pierdan- por un casto y fugaz beso de dos mujeres.
Como es lógico, el mundo de la Cultura se ha revelado ante semejantes ataques, con numerosas acciones y declaraciones de repulsa en medios de comunicación e Internet. A las que se han sumado figuras del teatro, el cine, la televisión, las artes plásticas o la música, e incluso el Ministro de Cultura, Miquel Iceta. Pero, a mi parecer, una de las voces más relevantes que se han hecho oír en este tema es la de José María Lasalle, primer responsable de Cultura del Partido Popular desde 2011 a 2016, que dijo esto en la Cadena Ser: «No tienen ningún tipo de respeto intelectual. Que no permitas ver una obra de Virginia Woolf o Lope de Vega y lo enmarcas en un contexto reaccionario, conservador, es que no es así, es que eres Imbécil. Si Lope no está junto a Calderón dentro del imaginario de la extrema derecha, que está elogiando las viejas glorias españolas, es que eres un IMBÉCIL». Pongo esta palabra en mayúsculas para que la deletreen bien los aludidos con ella por el señor Lasalle.
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Pero lo peor es que estábamos avisados. Estados Unidos, Brasil, Polonia, Hungría o Rusia ya estaban apestados desde hace años, y en gran parte aun lo están para su desgracia. En alguno de esos países la miasma ya cubre todo. Allí dejaron de sentir la fragancia de las flores y el aroma de la tierra mojada con las primeras lluvias, en el mismo instante en el que flaqueó o incluso cesó el fulgor de la creación artística contemporánea, estimulante, crítica y, sobre todo, libre.
Algo que, para inmensa fortuna de los cazorleños y cazorleñas, y también para quienes nos visitan, no ocurre estos días en Cazorla. Aquí el sol aun brilla con toda su intensidad, amplificado su esplendor por el BluesCazorla Festival. La diversidad. en el más amplio sentido de esta palabra, ha tomado las calles de mi ciudad. Aquí nadie se siente extraño, proscrito. Todo el mudo se siente abrazado por la música y la naturaleza, rodeado de felicidad y sonrisas. Disfrutando de los dulces e intensos olores de la libertad.
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