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Huesos de aceituna

Feijóo es un mar de dudas

Falla él y falla su equipo de asesores, que parecen asalariados de la comunidad de Madrid a las órdenes de su lideresa

JOSÉ LUIS GONZÁLEZ

Jaén

Viernes, 19 de mayo 2023, 23:28

A una semana de las elecciones municipales -y autonómicas fuera de Andalucía- el futuro aspirante en las generales por el Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, no sale de su inopia. Aquel señor que veíamos desde lontananza como un candidato conservador potable, dados sus hueros precedentes, ... y que parecía llegado desde Galicia como un maná para la dignificación de nuestra democracia y su ecosistema político, ha resultado ser otro fiasco más del partido democristiano español por excelencia. Sus titubeos y errores, su ligereza intelectual, allá por donde habla no hacen más que hundirlo en las arenas movedizas que a cada candidato prepara el aparato de Díaz Ayuso, dispuesta a dar el salto a la vuelta del 28-M, aunque para ello tenga que poner en peligro al propio Estado a base de barbaridades dialécticas.

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Falla estrepitosamente en cultura, mezclando título y fecha de publicación de '1984', la archiconocida obra de George Orwell, que en realidad vio la luz en 1949 y su autor falleció al año siguiente; ignorando dónde nació Picasso: «no sé si era catalán, pero creo que sí«; o confundiendo la fecha de conmemoración de la cultura y la lengua gallega con San Isidro. Falla en geografía, cuando en Badajoz dijo algo así como «ilusión es lo que percibo cada vez que vengo a Andalucía». Falla en estar al tanto de lo que hacen sus oponentes, sobre todo el presidente Sánchez, hasta el punto de afirmar que este «desprecia la cultura china» en el mismo momento que visitaba al líder chino Xin Jingping en Pekin, y ello desde la inauguración una exposición de los Guerreros de Xiang... en Alicante.

Falla en el manejo de idiomas extranjeros -al modo Rajoy-, confundiendo al cantante Bruce Springsteen con una cadena de tiendas de ropa deportiva, y además de forma repetida, como arrellanándose en su propia ignorancia. Falla en el conocimiento de nuestro ordenamiento jurídico, cuando promete ahora que reservará «el 7% del empleo público a personas con discapacidad», un porcentaje que reconoce desde 2007 el artículo 59 del Estatuto Básico del Empleado Público, aprobado por el Gobierno de Zapatero. Y falla en lo más básico, queriendo piropear el hermoso sol gaditano diciendo que «dilata las pupilas».

Falla él y falla su equipo de asesores, que parecen asalariados de la comunidad de Madrid a las órdenes de su lideresa. Una de las razones por las cuales el presidente Sánchez se empeña en celebrar debates en el Senado, con la fundada Esperanza de que Núñez Feijóo meta la pata y le regale un titular jocoso y un clavo más para el féretro político del líder de la oposición. De tal modo que los pasillos del Congreso y del Senado son un clamor entre sus correligionarios, que ya no se tapan demasiado en recalcar que sube el pan cada vez habla.

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Es por ello que en las altas esferas conservadoras ya no tienen tan claro que este hombre sea 'su hombre'. Las encuestas ya no se presentan tan esperanzadoras como en su advenimiento y las elecciones municipales y autonómicas ya no se observan como una primera vuelta de las generales. O sí. Lo cual les preocupa más. Porque si no hay un vuelco en determinadas comunidades autónomas y ayuntamientos de postín, lo que queda desde mayo a noviembre puede ser un camino de rosas para Pedro Sánchez, dados los excelentes datos económicos y de empleo que están siendo publicados estas últimas semanas por diversas instituciones nacionales y europeas.

Con lo que a Alberto Núñez Feijóo tan solo les queda el clavo ardiendo de ETA, pero los españoles y las españolas parecen estar hartos ya de semejante bazofia. De este sucio negocio con las víctimas del terrorismo. Ni ETA existe ya desde que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero rubricó su defunción, ni la izquierda de este país padece de esa pulsión antidemocrática de la que claramente cojea la derecha en su relación con la ultraderecha. Y son precisamente las víctimas las que más hartazgo muestran ante esa deriva. Miren, por ejemplo, las declaraciones de Maixabel Lasa, esposa de Juan María Jáuregui, asesinado en el año 2000 en Tolosa: «El PP sigue utilizando el terrorismo. Parece que lo echa en falta. Es una barbaridad». Y de barbaridad en barbaridad nos acercamos a un periodo electoral que va a ser decisivo y en el que la ciudadanía española premiará aciertos y castigará errores. Para los segundos ya sabemos quién es el campeón de campeones. Para los primeros, veremos cuál es el veredicto de las urnas.

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