Desde que la ultraderecha tocara pelo en los ayuntamientos y parlamentos españoles, las noticias sobre censura y cancelaciones de obras culturales –ya sean plásticas, teatrales ... o cinematográficas– salpican a el contenido de los medios de comunicación patrios. De vez en cuando, aún nos sorprende que los responsables de las áreas de cultura -¿cultura?- de municipios o comunidades autónomas apestadas o presas por el influjo del extremismo, cancelen exposiciones, la proyección de películas o la puesta en escena de obras de teatro por motivos religiosos o políticos; germinados en una moralidad y una ideología beatas y rancias, con el sabor del tocino que nuestros padres y abuelos comían en la posguerra.
Así imagino hoy, en blanco y negro, el edificio del Ayuntamiento de Linares, y una de sus extensiones que es el Auditorio El Pósito, donde el viernes de la pasada semana se celebró la II Gala 8 Mujeres Relevantes de Linares. Pobres ellas, a buen seguro merecidísimas galardonadas para mayor gloria del feminismo linarense. Eclipsadas por otra mujer, la concejala de Igualdad y Diversidad, Mari Carmen Muñoz. Que decidió propinar un 'codazo' a las protagonistas de la noche y 'reconquistar' el escenario del auditorio vestida de Cruzada en defensa de los valores tradicionales de nuestra patria. Así debió entenderlo ella cuando decidió interrumpir la puesta en escena de la obra 'Lysístrata', escrita por el dramaturgo griego Aristófanes y estrenada hace 2.500 años.
El grupo de actrices que protagonizaba la obra y su directora, Paca López, se retiraron del escenario en silencio y sin ofrecer la menor resistencia, en medio del estupor general. Al parecer, la edil linarense adujo que su contenido «no resultaba adecuado para parte del público presente en la gala», debido a la presencia de menores de edad. Un razonamiento disparatado que, como era de esperar, ha levantado una gran polvareda a nivel nacional. Periódicos, radios y televisiones han difundido con fruición la noticia. A la que el Consistorio linarense ha respondido defendiendo el trabajo de la concejala y rogando que no se genere polémica con un asunto tan sensible como la igualdad (sic).
Y yo me pregunto, ¿quién ha jugado con un asunto tan sensible como la igualdad? Pues sin lugar a dudas esta concejala que confunde el culo con las témporas. Que ha tenido a bien imponer su concepción monjil de la igualdad, la cultura y los derechos de la infancia sobre el carácter alegre, instructivo, humano y feminista de la obra de Aristófanes, usurpándoselo a quienes llenaban las butacas del recinto. Por no hablar del trabajo del grupo de teatro, despreciado hasta la náusea por esta exponente de lo peor de la política que debería regresar a sus labores –las que sean– e imponer su vieja moralidad, si se lo permiten, de puertas para adentro en su casa.
En estas, se me viene a la cabeza la última vez que tuve la oportunidad de disfrutar de 'Lysístrata' como espectador en un teatro. Fue en Peal de Becerro allá por 2013. El grupo de teatro 'La Criba', dirigido por Paco Zaragoza y compuesto por chicos y chicas de la ESO que cursaban sus estudios en el IES 'Almicerán' –es decir, que contaban 15 o 16 años de edad–, completaron tres funciones multitudinarias y exitosísimas en el Aula Cultural 'Rafael Alberti'. Familias enteras de Peal de Becerro y de toda la comarca de la Sierra de Cazorla pudieron disfrutar de ese maravilloso texto, preñado de ironía y punzantes mensajes de candente actualidad, cuya escucha es hoy tan necesaria precisamente entre la población más joven. Con un lenguaje, además, que haría reír por su candidez a cualquier niño a niña de Educación Primaria en el patio del colegio.
Dicho todo ello, lo que no he leído en ningún periódico es la noticia de la interrupción de algún partido de fútbol del Linares Deportivo por la intrépida concejala, la señora Muñoz. Ya debe estar preparando los bártulos para personarse el día 30 en el estadio 'Linarejos' –a donde acuden decenas de niños y niñas– con el firme propósito de detener, ipso facto, el encuentro frente al Cádiz en cuanto escuche el primer insulto elevado de tono, racista, machista, xenófobo u homófobo. Seguramente no tardará más de cinco minutos en tener razones sobradas para saltar al césped, empoderada en su moral y con la vena marcada en el cuello. Eso sí, tengo para mí que no gozará del mismo respeto y silencio que recibió en el Auditorio El Pósito.
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