Huesos de Aceituna

La ultraderecha ya gobierna en una cuarta parte de España

Su partido gobernará en coalición con ella allá donde le alcance por mucho que endulce esta verdad.

José Luis González

Sábado, 17 de junio 2023, 00:03

Pues sí, señoras y señores, ya podemos decir sin temor a equivocarnos que la credibilidad es para Feijóo como el inglés de Shakespeare, una entelequia. Si acaso, algo menos, porque un idioma se puede aprender o no, pero la verdad tan solo tiene un camino ... por el que, al parecer, nunca transitó este decepcionante gallego. Ya ven que, volviendo a impugnar su propio discurso –y tan fresco-, acaba de pactar con la ultraderecha para gobernar en coalición la comunidad valenciana, siguiendo el ejemplo de Castilla y León, por el que se colocó de perfil tantas y tantas veces achacando aquel pacto a Pablo Casado. Con lo que el facherío patrio ya se relame en esos territorios con la idea de gestionar las políticas de educación, cultura, agricultura, igualdad, bienestar social… y lo que te rondaré morena, España, mi querida España.

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No es baladí la cosa si se tiene en cuenta que el territorio de esas comunidades autónomas supone nada menos que la cuarta parte de la extensión de nuestro país, y casi 8 millones de habitantes. Ciudadanos y ciudadanas que han decidido con su voto –no olvidemos nunca este hecho- retroceder medio siglo en lo referente a las políticas para la igualdad efectiva entre ciudadanos y ciudadanas. Porque a buen seguro arrasarán con las conquistas legales de las mujeres, de los inmigrantes o de las personas LGTBI+. Pero no se alegren los varones heterosexuales blancos y muy españoles, porque si viven en la desgracia de ser simple y llana clase obrera las van a pasar igual de canutas por mucha banderita rojigualda que les adorne.

Han decidido en las urnas que quieren volver a ser 'pueblo', en el más estrecho y vulgar sentido de la palabra; un lugar oscuro, nacionalcatólico, compuesto de señoritos y de vasallos, y por supuesto carcomido por la desinformación, la ignorancia y la amargura institucionalizadas. Y su hijos e hijas serán los verdaderos paganos de su inconsciencia, los Santos Inocentes del siglo XXI. Porque el sol de libertad, de la cultura, de la educación y de la sanidad públicas de calidad, que brilló para nosotros y nosotras, los que crecimos tras la dictadura, se oscurecerá para ellos y ellas por decisión de quien más deberían quererlos y protegerlos.

Porque está muy claro hoy día, por más que me duela escribirlo, que votar al navegante Feijóo es ya también votar a la extrema derecha. Su partido gobernará en coalición con ella allá donde le alcance por mucho que endulce esta verdad el edulcorante mayor del Reino, Borja 'Azúcar' Sémper. Otra decepción política con piernas junto a los 'Ciutadans' que colgaron la chaqueta naranja para enfundarse la azul, que es la que se lleva ahora. A la espera de verificar, por esto de las modas, si veremos algún que otro salto mortal más al estilo Cantó. Qué le vamos a hacer, así está la política. La desideologización de sus protagonistas, a un lado y al otro del arco parlamentario, obra en ella una metamorfosis de difícil pronóstico. Eso sí, nada bueno para el futuro de nuestra Democracia.

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Porque en este desorden ético prosperan personajes como el maltratador valenciano que protagoniza el acuerdo allí para el Gobierno autonómico, cuyo nombre no verán en esta columna –ya saben que aquí no hay espacio para ellos, qué le vamos a hacer-. Un señor que fue condenado por decir cosas como estas a su expareja en el domicilio conyugal, por la calle o a la salida del colegio, con tres hijos menores a su vera: «Te voy a estar jodiendo toda la vida hasta que te mueras y acabe contigo, ladrona». O esto: «Ladrona, secuestradora de niños, dueña de calabozo, puta». Hechos probados en el juicio por el que fue condenado este 'perla', excandidato de Fuerza Nueva para las elecciones generales de 1982. Y, sí, por arte de birlibirloque y por mor del reciente acuerdo derecha extrema-extrema derecha, nuevamente candidato para las próximas elecciones generales. Y, a buen seguro, futuro diputado merced al voto de millones de valencianos y valencianas «de bien».

Un sinsentido patrocinado, como digo, por Alberto Núñez Feijóo. El Macrón español, ¿eh, señor Bendodo?: profundamente republicano, multilingüe, intelectual y lector empedernido, liberal y demócrata hasta la médula; y, sobre todo, asqueado con la extrema derecha, a la que trata exactamente como lo que es por mucho que se vista de Channel. Así que no, por desgracia Feijóo no es Macrón, para caer rendido a él le basta un raído pantalón de tergal.

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