Pepe 'El Tomillero' se documenta acerca del invento que Carrier se sacó de la cabeza en el año 1902 con el que mejoró de forma radical la forma de vivir, trabajar y actuar del ser humano, especialmente a partir de instalar en una casa en ... Mineápolis, Minnesota, el primer aire acondicionado doméstico. Corría el año 1914. Es decir, hace más o menos un siglo, nueve años, tres días y dos minutos -es un decir- un americano diseñó un artilugio con la capacidad de mantener una temperatura adecuada en un espacio interior bien una casa, una oficina, una fábrica, un teatro, un restaurante y, por supuesto, un colegio. Ha pasado todo este tiempo y aquí, en Andalucía, seguimos esperando que, aparte de un protocolo que indica que cuando hace calor hay que enviar a los niños y niñas a sus casas, reparte abanicos, pone en marcha ventiladores y surte de agua las aulas, no haya narices de invertir en aire acondicionado para los andaluces del futuro. Y ya está, con eso vamos más que complidos.

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Lo curioso es que quienes tienen que poner solución a esta barbaridad de atentado contra la infancia y la adolescencia andaluza, bien que disfrutan del airecito fresco en sus despachos y oficinas, bien que lo llevan puesto en el coche oficial hasta cuando el vehículo está aparcado y ellos en una reunión. Oiga, que lo digo de verdad y con conocimiento de causa, que lo han visto estos ojos que ahora leen lo que escribo. Ellos, que deberían ser los últimos en acceder a las comodidades que no tienen nuestros descendientes, son sin embargo los primeros que lo hacen.

En el proceso documental que sigo, me topo con noticias en periódicos de las ocho provincias andaluzas y leo cosas como esta: «La Consejería de Educación y Deporte destinó el año pasado 140 millones de euros a la bioclimatización y energías renovables en 400 centros públicos de Andalucía. Sin embargo, los centros educativos siguen sin aires acondicionados y sin las actuaciones de bioclimatización prometidas por la Junta de Andalucía. Además, muchos centros que sí tienen los aparatos montados, no cuentan con la adecuada instalación eléctrica que permita ponerlos en marcha». Está clara la ineptitud de nuestros dirigentes además de su falta de sensibilidad con los escolares a los que en pandemia encerraron, en vacunación dejaron en invierno con las ventanas de las aulas abiertas de par en par y ahora, en lugar de invertir en su salud, los mandan a casa en caso de calor. Da mucha vergüenza su incompetencia y la manera en la que deciden las prioridades.

Pero vamos a ver, señores y señoras representantes del pueblo andaluz, si aún les queda un poco de vergüenza, ustedes sabrán. ¿De verdad no pueden hacer nada en este asunto? Con todo lo que han hecho y hemos conocido, y con todo lo que habrán hecho e ignoramos de momento, ¿no pueden asegurar el confort en las aulas? No les pedimos que los pupitres estén tapizados de cuero, ni que el retrato del Rey que preside las aulas sea un original de Antonio López, ni que los maestros y profesores, como ustedes hacen en su ejercicio profesional, usen cada uno una Tablet de Apple, que no, que lo único que pedimos es que a los escolares andaluces no les vaya a dar un tabardillo.

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