Pepe 'El Tomillero' sale de la Semana Santa y se mete en la Pascua en la creencia de que más que celebrarla alguien nos la está haciendo. No podemos vivir así, de sobresalto en sobresalto. Primero que si la Virgen del Rocío que, por lo ... visto, como la del Pilar, no quiere ser francesa ni catalana cuando lo mejor sería que fuera de todos sitios, también de Doñana, a un paso del lugar en el que reposa su imagen. Después el afán de quienes dirigen la administración, que jamás han creído en el cambio climático y que, además, tras acuñar un concepto de libertad que no protege el respeto ni bien común, sino que se escora más hacia el particular de quien le pilla al lado, parece que se han armado con la recortada de talar árboles y están dispuestos a no dejar rama sobre tronco. Así empezó a formarse el desierto en Almería, cuando las empresas mineras transformaron nuestras encinas en energía y después se fueron a disfrutar sin escrúpulos de sus ganancias.

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Cuando llegue el momento, se sequen los ríos, los lagos y pantanos y no haya más remedio que imponer restricciones, los que se hayan hinchado de tirar las piedras seguirán con la mano escondida y, en el colmo de los colmos, asegurarán que ellos no han sido, que la cosa venía de mucho antes, de casi el principio de los tiempos y que ellos no tienen nada que ver en el asunto. Como nadie tenía que ver con la desecación de Las Salinas de Cabo de Gata. Ni la empresa, ni Medio Ambiente, ni el Ayuntamiento, ni el vigilante de la playa se enteraron de nada, hasta que se denunció en los medios. Claro, como la evaporación no produce humos pues nadie llamó a los bomberos, ¿quién se iban a dar cuenta de que las ánades habían volado y los flamencos se habían ido de gira sin saber si volverían con un nuevo contrato a nuestro paraíso natural?

Estamos apañados, pero mucho más lo estarán nuestros descendientes, a los que se condena, en muchos casos sin haber nacido todavía, porque aquí, desde hace un tiempo, lo único que les vale a tantos representantes del pueblo es aquello de «el que venga detrás que arree». Les importa un pimiento o pimiento y medio lo público como público, pero menos aún el propio público, los actores reales de la historia, la gente, aquella plebe en su concepción histórica de clase social formada por el común de la gente del pueblo, frente a los poderosos, a la que siguen engañando con el viejo invento romano del circo.

Nos estamos cargando el medio en el que vivimos. Nos hemos convertido en arboricidas porque los árboles no votan; propiciamos la sequía y con ello le abrimos la puerta al desierto para poder fabricar toldos y parasoles. Echamos a las aves de su hábitat, eliminamos plantas y hasta sustituimos el césped por planchas de plástico verdoso. Además, ponemos estufas en la calle para poder beber cerveza en invierno e instalamos máquinas de aire acondicionado, difusores y nebulizadores, en verano, para poder seguir bebiendo cerveza y hasta abrimos las calles al tráfico rodado porque piensan que debe gustarnos la tapa que nos sirven los tubos de escape.

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