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Pepe 'El Tomillero' pasa de un dial a otro y, mientras escucha la pugna que mantienen unos y otros, solo se le ocurre canturrear aquella canción de Gabinete Caligari que decía algo así como, «la culpa fue del cha-cha-chá (cha-cha-chá), que ... tú me invitaste a bailar» para a verso seguido empalmar con aquella otra que popularizó en su momento Albert Hammond, versionaron Los Secretos y ha terminado cantando el cuasi roquetero Luis Miguel con el «échame a mí la culpa» y la de Camilo Sexto en el que el cantante que hizo la mili en Viator se entonaba con aquél «Mía, la culpa ha sido mía, qué lenta es mi agonía, vacía de esperanzas para mí» para poner el punto último a algo más moderno con C. Tangana, Omar Montes, Daviles de Novelda y Canelita «Porque tengo la culpa, porque la culpa es mía, porque las fatiguitas que tú has pasado no las merecías». La discografía, como la vida, está llena de culpas y presuntos culpables.
Si no lo cree acuda a la hemeroteca y siga el hilo a cualquiera de las noticias de cierta enjundia que protagonizan los políticos y sufrimos el resto de mortales, nadie tiene la culpa, la culpa es de los demás siempre que los demás no sean de la misma olla. Hasta en lo que hay claras competencias propias, la culpa del fallo, del error, de la dejadez, del olvido, de la incompetencia… es de los otros, nunca del que mete la pata.
Asumir errores, y más en esta especie de campaña electoral permanente en la que vivimos, no es común y hasta diría que es algo más neutro que excepcional porque desde hace tiempo nadie levanta la mano cuando se pregunta ¿quién ha sido? Ni una mano ni un dedo se alza para reconocer lo evidente.
Todos los días vemos, oímos y leemos el estribillo acusador de «a mí no me mires, que yo no he sido», es lo que dicen desde el asesino con la pistola humeante en la mano hasta el menor regordete con el tarro de mermelada en el suelo y la mermelada en la boca. «Yo no he sido». Claro que peor que eso tan extendido es añadir lo de «ha sido otro» dando nombre y apellidos del presunto culpable que lo mismo está a kilómetros de distancia de los hechos.
Eso de la culpa está presente en medio de la confusión con las competencias de cada cual. Por ejemplo, en un municipio, el que sea, el hecho de que la Policía Local asuma labores extraordinarias en lugar de centrarse en las que tiene como autoridad de ámbito local, deja con el culo al aire el control que hay que llevar desde las normas contenidas en las ordenanzas municipales, algo que no se atiende como debiera porque hay que hacer otras cosas. ¿Y en un Centro de Salud en el que además dicen que faltan médicos por qué tienen los facultativos que dedicarse a labores administrativas no estrictamente sanitarias? ¿Y los alumnos en prácticas curriculares por qué tienen que hacer labores que nada tienen que ver con los estudios que llevan a cabo? ¿De quien es la culpa de que ocurra esto? Como decía aquella canción y un periodista amigo mío «La culpa… del cha-cha-chá».
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