Opinión

Una empresa llamada Aqualia

«Que levante la mano quien haya sido concejal y haya renunciado al palco del Bernabéu. Yo puedo levantar las dos, pero ante el atraco que recibo como almeriense»

José María Granados

Almería

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 23:00

Pepe 'El Tomillero' sigue su camino y, sin poner siquiera el intermitente, se le cruza a gran velocidad la empresa concesionaria del servicio de suministro de agua a la ciudadanía de la capital dispuesta a atropellarlo, como tantas otras veces, ante la pasividad de quienes, ... cada cuatro años, acceden al puesto de trabajo como concejal. A estas alturas de la película y de la vida, sigue sin salir de su asombro cuando tiene que llevar a cabo alguna gestión con Aqualia, que así se llama la empresa. No es nada fácil porque para Aqualia la tecnología no parece existir en las comunicaciones con sus abonados, clientes, usuarios o como quieran llamarnos, salvo cuando se trata de abonar una factura. Eso sí, el dinero de esta empresa del grupo FCC es sagrado y da lo mismo que se le suelte en metálico, por transferencia, domiciliación, plataforma de pago y -esto no lo sé, por bizum. Otra cosa es hacer una gestión, con cita previa incluida y personación en carne, hueso y DNI en sus oficinas -sin sucursal alguna, aunque se viva en Cabo de Gata-, en ocasiones con pago previo de la tasa correspondiente y, por supuesto, dentro de horario de oficina que coincide con el horario laboral del 99% de sus clientes. Da lo mismo que sea una fuga de agua, un contrato de acometida, un corte o cualquier otra cosa que se les ocurra. Hay que ir en persona a la calle González Garbín y una vez allí, pues que no cunda el pánico.

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Las nuevas tecnologías, la comunicación digital, que las usan desde la parroquia del barrio para enviarte una partida de bautismo hasta la Agencia Tributaria para presentar las cuentas del IRPF, que te facilitan las 24 horas del día no solo la comunicación, sino los trámites, no existen para Aqualia. Me pregunto si ese desprecio a las nuevas tecnologías no lo acusamos también los usuarios en las lecturas de contador, por ejemplo.

Es eso, Aqualia desprecia la modernidad porque tampoco se explica que cada dos por tres veamos las furgonetas de la empresa cortando calles para arreglos en la red, haciendo y cerrando zanjas para volver a abrir y cerrar en una o dos semanas. Hay calles llenas de costurones y parches por culpa de Aqualia, baches y falta de asfalto por días por deficiencias de la red. Y a todo esto ni una sola noticia de boca del concejal responsable, ni del teniente de alcalde, no de la alcaldesa. Nada, a tragar. Y menos mal que parece que ya no van al palco del Bernabéu, que hubo una época en la que los retratos circulaban por las redes sociales ya fuera en Liga, en Copa, en la Champions o en el Trofeo con el nombre del mítico presidente blanco. Que levante la mano quien haya sido concejal y haya renunciado al palco durante su mandato o cargo. Yo puedo levantar las dos, pero ante el atraco que, como ciudadano, recibo cada vez que debo relacionarme con la empresa de marras.

No, no voy a detallar qué problema tengo ahora, pero sí que su solución es de sentido común y de derecho a recibir en condiciones un servicio. Es increíble, sobre todo, la prepotencia con la que suele actuar esta empresa -exonero de culpa a los empleados, que bastante tienen con soportar quejas de unos y protocolos de otros y, por otra parte, pido a mis representantes municipales, los que cada cuatro años piden el voto para seguir, que se pongan las pilas y recuerden a esa empresa que el abastecimiento es competencia municipal y que si el servicio se ha externalizado no es para insultar la inteligencia de los almerienses. ¡Viva Venezuela!

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