Pepe 'El Tomillero' espera que mañana viernes, que juega España sub21 en el Estadio del caballo de fuerza o de la fuerza del caballo, el que está frente al Recinto ferial, la Vega de Acá y El Puche, ese, el mismo en el que en ... 2005 se celebraron los Juegos del Mediterráneo, haya algún preboste de los que acudan al palco, que le reclame al presidente de la RFEF, el andaluz Rubiales, el arreglo urgente del campo federativo de La Cañada, llamado en su tiempo Estadio Matías Pérez.
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Bueno, más que reclamación, que le monte un pollo y le exija que el viejo campo federativo sirva para algo más que para poner en peligro la seguridad física y sanitaria de los vecinos de un barrio que también vota en mayo y que está harto y rebotado por el abandono de la zona. Arreglarlo, asegurarlo y, si se quiere, volver a ponerlo en uso -lo que darían los equipos de veteranos de Almería por tener un campo así donde jugar su Liga- debería ser la exigencia de las autoridades locales almerienses, empezando por el concejal que se encarga del deporte y que parece más preocupado porque los padres de los niños que están en los equipos de la ciudad paguen la cuota del Patronato de Deportes, que porque la Federación Española de Fútbol, la misma que se lleva la Supercopa de España a Arabia Saudí por no sé cuántos millones de euros, no invierta una miseria en mantener un solar que cualquier día puede costar un serio disgusto.
Ya se evitó la tragedia varias veces, tanto cuando algunos de los árboles del Fondo Sur -hay que cuidarlos no cortarlos, cortalos jamás-, los que dan a la calle Andalucía, se desprendieron del suelo más secos que una mojama, como cuando las torretas se vinieron abajo, se derrumbó parte de la tribuna y en fin, cuando tantos y tantos incidentes se han venido produciendo desde que alguien decidiera dejarlo abandonado y que pasara el tiempo para ver si con un poco de suerte el suelo subía de valor y se daba un pelotazo. Tantos pelotazos se habían dado sobre el terreno de juego el tiempo en el que allí se jugaba al fútbol, que uno más, el último, fuera de juego, sería muy rentable.
Ya tienen tarea, si quieren, claro, los responsables de esta ciudad, todos ellos. Estén en el gobierno o en la oposición, sean de la Administración Central, de la Junta, de la Diputación o del Ayuntamiento no deben dejar pasar la oportunidad de decirle cuatro cosas al presidente 'furbolero' mientras comparten palco y quizá también canapés. Seguro que Rubiales, que es de ahí cerca, de Motril, y que no tiene un pelo de tonto, los escucha y hace caso. No se trata de pedirle el oro y el moro, como a Turky, se trata simplemente de decirle: «mire presidente, cualquier día lo poco que queda del que fuera Estadio Marías Pérez se va a venir abajo y no sabemos si pillará a alguno de los niños y niñas que hacen allí botellón, o de los okupas que han tomado como suyas algunas dependencias en ruina, o alcance a algún camello que otro de los que se acercan por el campo varias veces al día, o a las parejas fogosas que no encuentran otro rincón donde echar… un ratico en el graderío, también en ruinas».
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Tampoco estaría mal que cogieran a Rubiales de la mano y lo llevaran al escenario propiedad de su federación. Cogen todos, presidente y representantes del pueblo de Almería, la línea 20 y se bajan del bus en la plaza de la Iglesia de la Cañada. ¿Alguien se apunta?
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