«Aquí las cosas siempre se hacen bien, que luego el tiempo se encarga de deteriorarlas, llevarlas a la ruina y, cuando alguien se acuerde, al recambio»
José María Granados
Almería
Jueves, 25 de julio 2024, 10:59
Pepe 'El Tomillero' recuerda que la semana pasada, viaje tras viaje a las 'playicas' de Cabo de Gata, en el paso por la vía de la costa, la que discurre en paralelo entre el aeropuerto y Costacabana, contempló la alineación perfecta de bolsas negras de ... basura que, en la cuneta izquierda, según se va al cabo, y a la derecha, según se vuelve a Almería, aguardaban, no sé si impacientes o no, a la camionetilla que debía conducirlas no sé a que vertedero o planta regeneradora. El caso es que hace una semana estaban allí y que, una semana después -al menos hasta escribir esto- seguían estando. Ignoro si llegará antes el transporte o lo hará el viento ese ponientazo o esa 'levantera' tan típica en Almería, aunque apostaría por alguno de las dos últimas interrogantes que se me han venido a la cabeza. Y es que, que quieren que les diga, si somos así. Corremos para desbrozar las cunetas que nos molestan al paso y no reparamos en quitar de en medio lo antes posible los residuos que creamos. ¿De verdad tiene sentido desbrozar y no enviar, aunque sea una puñetera carretilla para el oportuno traslado? ¿Tanto nos cuesta? No, no me digan que nos cuesta mucho más que el mantener coches oficiales aparcados con el aire acondicionado puesto a todo meter mientras se espera al que, posiblemente tenga que dar la orden para que se retire la basura, se le ocurra salir de su acondicionado despacho a hacer una tarea o a irse a su casa del centro, a la del barrio, a la de playa, la de la urbanización o la del pueblo. Ya la semana que viene les diré si ha habido suerte y el viento no ha mandado a tomar viento las bolsas y esparcido su contenido por los alrededores.
Ya que están por Costacabana les invito a seguir por la carretera de la costa hasta la UAL, cuyos cursos de verano están siendo un éxito y las matrículas de los mismos seguro que se han pagado. Observen el estado en el que se encuentra la valla que circunda la instalación. ¿Se acuerdan que era blanca? Bueno, si adivinan ahora el color, el curso próximo les invito a un café en el bar del edificio central. Qué maravilla y que bien queda también el óxido en el acceso al aparcamiento, en esas vallas cutres con cintas que mece el viento, por no hablar de la suciedad de enfrente, ni la suciedad de al lado, ni el verdor de las fuentes… Habría que poner un letrero al estilo del que se pone en algunas comunidades de vecinos «Vecino, tu casa empieza en el portal». Y eso que el rector se llama céspedes, que si se llamara secanos.
Y ya que están situados, suban por la vía que comunica con la autovía del aeropuerto y contemplen en el primero de sus tramos, la poda tala de árboles, que ni que la hubiera hecho el alcalde de Madrid. Más bien es obra del caballo de Atila que, además, todo indica que ha pasado varias veces después de la primera tala para seguir rematando la faena y el paisaje. Si sigue todo tieso se toparán con la rotonda de San José, si es que pueden distinguir al santo, patrono de la provincia y que ocupa su espacio y sufre de su falta de mantenimiento. Pero de esto ya henos hablado varias veces. Aquí las cosas siempre se hacen bien, que luego el tiempo se encarga de deteriorarlas, llevarlas a la ruina y, cuando alguien se acuerde, al recambio.
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