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Podría ser el título de la canción del verano, pero es la temperatura que hemos tenido esta semana en Granada, y a la que por lo visto habrá que habituarse. Porque los veranos van a ser más tórridos que nunca, pero también la estación va ... alargándose, y no sé si dentro de poco tendremos o no invierno. Yo recuerdo años con cuatro y cinco meses de frío, pero nuestro clima va siendo cada vez más tropical, con la diferencia de que buena parte de la superficie de la Península Ibérica es ya un desierto. Las dos semanas de lluvias torrenciales pasadas me hicieron pensar en la estación de lluvias del Ecuador, pero sólo fue un espejismo, provocado quizá por la insolación. Los expertos nos avisan de que debemos ir acostumbrándonos a estas rachas de calor severo, pero no sólo en España, también en zonas de Alemania, Bélgica o los Balcanes. ¿Dejaremos de tener en Europa un clima continental? ¿Cambiará la fisonomía del propio continente? Si los líderes mundiales pensaran fríamente (si todavía es posible) en el cambio climático y el futuro de la humanidad, no perderían el tiempo invadiendo países o declarando guerras frías (que son ya calientes), sino que llegarían a acuerdos para la prolongar el carpe diem de la humanidad, que ha sufrido la semana más calurosa de su historia.

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