En el plazo de hacer la declaración de la renta, es también el momento de quejarnos sobre los impuestos que pagamos, sobre todo si el resultado es a ingresar y no a devolver. Entonces nos acordamos del Gobierno y de su familia, y echamos cuentas ... sobre lo que se ha gastado en cargos de libre designación, aunque de reojo miremos en nuestra cuenta corriente para ver los movimientos sobre restauración (que no de obras de arte) y en compras varias, que quizá coincidan con el Black Friday o los días de oro o con casi todos los días, según el nuevo calendario andaluz de los centros comerciales, que si no abren los domingos en tu propia casa debe ser por puro milagro. No es tiempo de acordarse de la sanidad, por supuesto, ni de otros servicios públicos esenciales, que deben financiarse quizá con el amor al arte, aunque éste sea un mercado en el que también abunde el fraude y la especulación.
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El mensaje sobre las señoras (y los señores, claro) que pagan demasiados impuestos es el de los economistas que no creen en los servicios públicos, y por economistas me refiero a los que piensan solamente en su propio bolsillo, lo que no tiene nada que ver con la capacidad económica de los ciudadanos. ¿Por qué ha cambiado su sede social Ferrovial a Países Bajos? Pues porque va a pagar menos impuestos, y da igual que esto lo decida Agamenón o su porquero.
Hasta que la Unión Europea no establezca la misma imposición para las sociedades, las empresas correrán de un país a otro para tributar menos, diga lo que diga el presidente del Gobierno o el del consejo de administración de turno, incluidos todos los accionistas, que por cierto seguirán tributando en España por sus dividendos si son personas físicas, independientemente de dónde tenga la sede la empresa en cuestión, sea en los Países Bajos o en cualquier otro. Y quizá habría que explicar estas cuestiones a nivel político en vez de insistir en la demagogia. Contarles a los ciudadanos adónde van destinados los ingresos de sus tributos, pues si se trata de la sanidad, la educación y otros servicios esenciales, pondrán hasta mejor cara cuando se retraten al hacer su declaración del IRPF. ¡Qué alegría contribuir al sostenimiento de los gastos públicos si tenemos buenos gobernantes que además son buenos gestores!
La política y la ideología se simplifican si nos fijamos a qué se destinan los ingresos tributarios. Otro criterio para decidir a quién votar en las próximas elecciones.
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