No hemos aprendido nada

No hemos aprendido de aquella mentira de aquel gobierno presidido por Aznar que señaló hacia quienes nada hicieron en aquella catástrofe, en aquel asesinato masivo, en aquel destrozo en cuerpos y espíritus de gentes que solo habían subido a un tren generó tal tristeza e indignación en la gente que los arrancó del poder.

No aprendieron porque vuelven con la mentira entre las manos, riendo de la memoria (hay muchos memos listos en esto de la política). No hace falta que exploten trenes y los hierros vuelen por los aires para reconocer que hay que ir de cara cuando un pueblo te ha dado el poder de conducir su destino, o cuando aspiras a llevar a millones de personas y todo lo que envuelven hacia un futuro mejor para la totalidad, no solo para quienes dirigen ese país y sus adláteres. Y la gente ha de rechazar esos usos. Esas mentiras que solo buscan la risita, el carcajeo, el y tú más, el poder para seguir sirviendo al verdadero poder: el dinero.

No, no hemos aprendido nada cuando permitimos que los extremos sigan subiendo porque nosotros hacemos que suban, que no se reconozca que el mejor bien es el bien común. No hemos aprendido a vivir porque la muerte de aquel entonces ha pasado al olvido, a ser ajena.