Alo largo de mis muchos años como profesor de instituto, primero de BUP y C.O.U y después de ESO y Bachillerato, siempre me pareció conveniente para el alumnado resaltar un poco la transcendencia del dominio bizantino en el sur de lo que hoy ... es España, así como su influencia posterior, cosas ambas que sin duda representan una singularidad histórica de Andalucía con respecto al resto de la Península. Para introducir un tema que, hasta no hace mucho, los libros de texto solían despachar sin más con un breve párrafo, y eso en el mejor de los casos, yo empezaba dibujando en la pizarra un arco de herradura y preguntaba a mis alumnas y alumnos si identificaban de alguna forma ese tipo de construcción con Andalucía. z«Está en la Alhambra» o «tiene algo que ver con el escudo de Andalucía», me respondían algunas (escribo «algunas» porque, salvo casi raras excepciones, siempre las chicas se interesaban más por la materia y sacaban notas mucho mejores que sus compañeros varones). «Pues –explicaba yo– ese arco, que ha llegado a ser emblemático de nuestra comunidad autónoma, se llama arco de herradura y es de origen bizantino, aunque después fue copiado por los visigodos y por último perfeccionado por los musulmanes. Sin él, no existiría la Mezquita de Córdoba ni nuestra Alhambra resultaría tan grandiosa. Y esto es sólo un ejemplo de la importancia que la herencia de Bizancio tiene para nuestra tierra».

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Presumo que las y los enseñantes de ahora no necesitarán enfatizar tanto como yo me sentía entonces obligado a hacer, porque hasta los libros escolares han empezado a hacerse eco de la importancia extraordinaria de esta influencia, respecto a la cual, desde hace algunos años, vienen apareciendo más y más estudios y que cada vez despierta mayor interés. En concreto en la ciudad de la Alhambra, es justo destacar no sólo la meritoria labor de nuestra universidad, sino también la del grupo de investigación del Centro de Estudios Bizantinos de Granada. Entre los últimos trabajos editados acerca de la autoridad política y, lo que resulta aún más digno de atención, la influencia cultural del autoproclamado Imperio Romano de Oriente en la antigua Bética y parte de la Cartaginiense (en nuestros días, Andalucía y Levante), debemos sobre todo citar: Hispania y Bizancio, de Margarita Vallejo Girvés, y La Invasión Bizantina de Hispania, de Daniel Gómez Aragonés. La obra más reciente, editada hace sólo unos meses por la Universidad de Alcalá y que recoge la investigaciones, conclusión y opiniones, además de una completísima bibliografía, por parte de un eminente grupo de bizantinistas es el titulado, de forma harto significativa y elocuente para la lectora o lector, El Umbral del Imperio.

Título este último apropiado sin duda, porque las posesiones bizantinas en lo que hoy llamamos Andalucía Oriental y parte de Levante constituían los dominios imperiales más alejados de Constantinopla y eran por tanto, desde el punto de vista geo-estratégico, una especie de antesala o pórtico respecto al conjunto del Imperio y, sobre todo, un puesto avanzado en la protección y defensa de la provincia norteafricana, arrebatada a los vándalos por los ejércitos de Justiniano y cuyo mantenimiento era considerado de interés máximo para la Nueva Roma.

Por otra parte, amén del prestigio académico de las y los autores, 'El Umbral del Imperio' representa una obra más que notable por su actualidad, puesto que permite conocer las últimas investigaciones acerca de la Andalucía bizantina, tanto en lo referente a hallazgos arqueológicos como también a fuentes documentales; por su claridad expositiva, que facilita el conocimiento del complejo mundo bizantino andaluz a cualquier persona no especialista interesada en él; y por su multidisciplinariedad, pues en su redacción han participado expertas y expertos no sólo en historiografía, sino también en arqueología, filología, epigrafía, numismática… y hasta teología, lo que la convierte en una publicación de rigurosa exhaustividad académica y poliédrico contenido cultural.

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Por último, quiero destacar la valiosa aportación a esta obra de dos autores granadinos, ambos profesores de nuestra universidad e investigadores del Centro de Estudios Bizantinos de Granada: Encarnación Motos Guirao y José Soto Chica. La primera, en su artículo «Contra el enemigo bárbaro», sitúa la conquista bizantina del sureste peninsular en la llamada Renovatio Imperii, en virtud de la cual el emperador Justiniano (527 – 565) pretendía la recuperación de la parte occidental del Imperio Romano, invadida por los pueblos germánicos en el siglo anterior. Por su parte, Soto Chica publica el artículo «Miles Romani», sobre las características, efectivos y armamento de las tropas bizantinas o imperiales romano-orientales, como quiera llamárselas, que invadieron, ocuparon y defendieron gran parte del territorio andaluz y levantino durante los siglos VI y VII.

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