125 años de Sisi
Nadie que conozca Austria puede poner en duda que se trata de su personaje más popular y el primer reclamo turístico de la nación
JUAN JOSÉ PLASENCIA PEÑA
Lunes, 6 de marzo 2023, 22:51
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JUAN JOSÉ PLASENCIA PEÑA
Lunes, 6 de marzo 2023, 22:51
Este año se cumplen 125 de la trágica muerte, víctima de un atentado terrorista, de la emperatriz Elisabeth de Austria, la famosa Sisi. Con este motivo, están apareciendo numerosos artículos, libros, documentales, series y películas, entre las que destaca el excelente trabajo de la prestigiosa ... directora austriaca Marie Kreutzer, que no hace mucho tuve la oportunidad de ver en la pantalla de un antiguo y muy céntrico cine de Granada. En extremo fiel a la realidad histórica y con una más que notable ambientación de la Corte Imperial, se centra en la etapa intermedia de la vida de la emperatriz, cuando contaba alrededor de 40 años y matrimonio, familia y belleza empezaban a desmoronarse, pero aún no había sufrido los peores golpes que, algunos años después, le reservaría el más cruel de los destinos.
Nadie que haya tenido el privilegio de conocer un poco Austria, aquel maravilloso país en el que reinó Sisi, puede poner siquiera en duda que se trata del personaje más popular y el primer reclamo turístico de la nación de los Alpes y el Danubio, incluso por encima de grandes emperadores como Maximiliano y Carlos V o artistas de la talla de Mozart o Klimt. Por todas partes ves su retrato desde que llegas al aeropuerto, en casi todos los museos, monumentos y lugares de interés, adornando y prestigiando los elegantes cafés vieneses y, por supuesto, en los recuerdos que se venden por doquier, colonia Sisi, té de Sisi, cajitas con su fotografía … y un larguísimo etc. Desde otro punto de vista, puedo añadir que, en toda mi trayectoria docente, era ella, casi sin excepción, el primer objeto de interés de mis alumnas y alumnos cada vez que, en 1º o 2º de Bachillerato, abordábamos temas de alguna forma relacionados con la historia austriaca.
La emperatriz Elisabeth, llamada como muestra de cariño Lisi por su familia más íntima, y a la que el pueblo, por confusión, empezó a apodar Sisi, sólo se convertiría en Sissí en las películas que protagonizó Romy Schneider en la década de los 50, más de medio siglo después de su muerte. Aquellos primeros años de reinado, tras su inesperado matrimonio con Francisco José, nada tuvieron que envidiar, en almibarada felicidad, a lo representado sobre la gran pantalla. Sin embargo, después, y hasta su trágica muerte, Sisi sufrió un golpe tras otro, lo que provocó que su desde siempre frágil equilibrio mental empezara a tambalearse. El matrimonio fracasó, quizás por incompatibilidad de caracteres, y su vida se vio jalonada por terribles desgracias familiares, que ella misma llegó a atribuir a cierta misteriosa, atávica y siniestra maldición. Una de sus hermanas fue ingresada en un manicomio y otra murió abrasada en el incendio de un teatro. Su primo, el rey Luis II de Baviera, se ahogó, tal vez de forma intencionada. El hermano menor de Francisco José, Maximiliano, firme apoyo para Sisi en el seno de la familia imperial, fue fusilado en México, última consecuencia de una revuelta contra el gobierno que allí había establecido. Y, lo peor de todo, la muerte de una de sus hijas y de su único hijo varón: la archiduquesa Sofía falleció de tifus con sólo tres años, lo que algunos achacaron a imprudencia de la propia Sisi, y el archiduque Rodolfo se suicidó, junto con su amante, la adolescente condesa María Vetsera, ante la imposibilidad de llevar adelante una relación que sus circunstancias personales prohibían y la rígida moral entonces imperante en la muy católica Austria condenaba.
Los viajes, que solía hacer de incógnito, fueron la mayor pasión y el último refugio de la desventurada Sisi. España, sobre todo Andalucía, Levante y Mallorca, estaba entre sus destinos preferidos y así, por ejemplo, sabemos que paseó por nuestra Alhambra el día de Reyes de 1893, puesto que su firma aparece estampada en el libro de visitas. También conocemos que estuvo, un año después, en el Palmeral de Elche, circunstancia ésta de la que quedó como recuerdo la llamada 'Palmera Imperial', así bautizada en su honor. En cuanto a su interés por Mallorca, en parte se debió a la amistad que mantenía con un primo lejano allí afincado, el archiduque Alberto de Habsburgo, historiador y naturalista, autor de varios libros relacionados con las Baleares.
Creo que no debo terminar sin atreverme a dejar claro que, a pesar de todo, Sisi no puede ser considerada, si al veredicto de la historiografía nos remitimos, como la Madre de Austria. Quien de verdad merece tan honroso título es la emperatriz María Teresa, recordada en Viena en 2017 por diversas exposiciones, con motivo del tercer centenario de su nacimiento. Pero la vida de María Teresa no es el tema que nos ocupa y, además, excedería con mucho la obligada brevedad de este artículo.
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