500 años de la batalla de Pavía
Juan José Plasencia Peña
Martes, 4 de febrero 2025, 22:59
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Juan José Plasencia Peña
Martes, 4 de febrero 2025, 22:59
Dos de los más bellos y emblemáticos monumentos de Granada guardan una muy estrecha relación con la batalla de Pavía, de la que el próximo 24 de febrero se cumplirán 500 años. Uno de ellos es nuestro Palacio de Carlos V, cuya fachada principal está ... adornada con relieves alusivos a dicho combate. En estos, Carlos aparece representado como César, en coherencia con el simbolismo de todo el palacio: es el Imperio Romano que vuelve. También quiero referirme a la Iglesia Imperial de San Matías, en la elección de cuyo definitivo emplazamiento, presidiendo el corazón del Realejo granadino, y diversos detalles de la construcción, intervino el propio emperador, con ocasión de su luna de miel en la Alhambra en 1526, un año después de la batalla que tratamos. Así, la advocación de San Matías expresa hasta un triple simbolismo: primero, por tratarse de uno de los santos protectores de la Casa de Austria; segundo, por ser el santo del día en que había nacido el emperador, 24 de febrero de 1500; tecero, porque también un 24 de febrero, pero de 1525, es decir, el 25 cumpleaños de Carlos, su ejército alcanzó esta gran victoria en Pavía, en el norte de Italia.
Conviene aclarar que, con posterioridad, en concreto en 1969 -1970, la Iglesia Católica ha trasladado la fecha de la celebración de San Matías, del 24 de febrero al 14 de mayo.
La batalla supuso una aplastante victoria de las tropas españolas y del Sacro Imperio Romano Germánico (en fronteras actuales, Alemania, Austria y Chequia), desbaratando por completo al ejército francés, hasta el extremo de hacer prisionero a su rey, el soberbio y arrogante Francisco I. Aunque tratado con todo respeto y cortesía, fue conducido cautivo a Madrid y encerrado en la Torre de los Lujanes (edificio que existe todavía hoy, en la Plaza de la Villa) y, al poco tiempo, en el Alcázar de los Austrias, alzado entonces donde ahora se levanta el Palacio de Oriente de los reyes Borbones. Para conseguir su liberación, tuvo que avenirse a firmar el Tratado de Madrid (que luego no cumplió), cediendo al emperador el llamado Milanesado, esto es, Milán y parte de la Lombardía.
Con la victoria de Pavía, parecía que Carlos estaba a punto de conseguir una Europa unificada bajo su mando, lo que, en términos de la época, se llamó la 'República Cristiana' o la 'Universitas Cristiana' y sin duda su gloria pareció igualar, y aún superar, a la de los más grandes emperadores cristianos, como Constantino, Justiniano o Carlomagno. Los eruditos de entonces llegaron a identificar su mandato como el cumplimiento de lo anunciado, mil quinientos años antes, por el poeta latino Horacio en su famosa y enigmática Bucólica IV, que profetizaba la llegada definitiva de la paz con un reinado poderoso y universal, mientras el poeta Hernando de Acuña, fiel a esa misma idea y sentimiento, componía su célebre y significativo soneto, que acabaría después convirtiéndose en uno de los lemas del Imperio Español bajo el hijo y heredero de Carlos, Felipe II, 'Un Monarca, Un Imperio y Una Espada'. Al año siguiente, el césar coronaba la victoria mediante su boda con la princesa Isabel de Portugal en Sevilla y su posterior luna de miel en la Alhambra de Granada.
Pero los enemigos del emperador no descansaban y no tardarían demasiado en preparar una temible alianza, la llamada 'Liga Clementina', que unía al Papa Clemente VII, anti-español hasta el tuétano, con Francisco I de Francia, quien buscaba una victoria que hiciera olvidar la humillación de Pavía, y el sultán otomano Solimán el Magnífico, enfrentado a la Casa de Austria por el choque de influencias entre el Sacro Imperio Romano Germánico y el Imperio Turco en el Sureste de Europa, con el reino de Hungría oscilando entre ambas potencias. Además, esta alianza anti-Habsburgo, llamada también Liga de Cognac, atrajo a su órbita a otros socios menores, como la República de Venecia.
En diciembre de 1526, tras medio año en la Alhambra, Carlos V abandonó Granada para hacer frente a tan formidable amenaza, que a la postre de nuevo resultaría deshecha por las tropas imperiales.
Creo, por último, que no estará de más recordar que uno de los tres militares que capturaron al rey de Francia en la batalla de Pavía era granadino, el soldado Diego Dávila. Un detalle de nuestra historia que, como tantos otros, pone de manifiesto la fuerte vinculación de Granada con la Casa de Austria y la familia Habsburgo, aquella dinastía que, como llegó a afirmar otro granadino, Ángel Ganivet, en su Idearium Español, 'puso a España en Europa' y dio origen a la 'etapa hispano-europea', punto culminante de nuestra historia patria.
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