El involucionista

El notario del agua

«Algunos dirán que es ley de vida, y ciertamente es así, pero no menos cierto es que la acción humana alterando cursos naturales, bien modificando cauces, construyendo presas en diferentes puntos de los mismos o levantando edificaciones en zonas inundables, está detrás de la mayor parte de las desgracias»

Juan Sánchez

Periodista

Lunes, 24 de marzo 2025, 23:36

Como suele recordar en determinadas ocasiones el alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, «el agua sale con las escrituras en la mano». En efecto, ... da igual las modificaciones que se hagan en los cauces de los ríos, arroyos o ramblas, que cuando se deja sentir cogerá el camino que ha recorrido durante toda su historia, por más alteraciones que en su discurrir le haya hecho la mano del hombre. Durante estos días nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos por televisión imágenes de los destrozos que están produciendo ríos como el Tajo, debido a las intensas lluvias, pero fundamentalmente porque éstas han provocado que los embalses de su cuenca superen el máximo de su capacidad y haya que desaguar. Genera más destrozo esta suelta de líquido elemento que la caída torrencial de las precipitaciones sobre el terreno.

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Algunos dirán que es ley de vida, y ciertamente es así, pero no menos cierto es que la acción humana alterando cursos naturales, bien modificando cauces, construyendo presas en diferentes puntos de los mismos o levantando edificaciones en zonas inundables, está detrás de la mayor parte de las desgracias. No obstante, se pueden paliar. Dado que los embalses son imprescindibles para garantizar el suministro tanto al consumidor final como a la industria, la ganadería y la agricultura hay acciones que evitan que cuando llueve de forma desmesurada sea imprescindible achicar las reservas hídricas de los pantanos. Pero claro, aquí entra una variable que de primeras todo el mundo la ve muy bien, aunque cuando ha de hacerse efectiva depende de si das o recibes; la cosa se ve de distinta manera. En efecto, se trata de la solidaridad. Como se suele decir, en España todos somos solidarios de boquilla porque cuando toca poner la mejilla, la inmensa mayoría ni acerca la cara.

Si hubiera una política sensata de traspasos de agua, que son excedentes, de las zonas húmedas a las secas, a buen seguro que cuando llueve de manera copiosa no sería necesario desembalsar y de este modo se evitaría que los ríos, que con la lluvia registran importantes crecidas, vean incrementado aún más su caudal hasta desbordarse por las aportaciones extras de las presas para evitar males mayores. Y es que no acordamos siempre de Noe cuando llueve.

Ni la izquierda, porque es contraria a los trasvases, ni la derecha, que los defiende, pero no los ejecuta están por llevar agua allí donde se necesita. Prefieren construir monstruosas desaladoras que contaminan y tienen un consumo eléctrico desmesurado. Así parece que no se molesta a nadie, porque no quitas de un lado para llevarlo a otro. Cuánta hipocresía. Es que parece que si uno dice de hacer pantanos o trasvases ya tiene mentalidad franquista, pues sin los embalses que se construyeron a partir de la Guerra Civil en toda España a buen seguro que la fisonomía del país sería distinta y que se habrían generado más desigualdades entre unos territorios y otros. No supone esto alinearme con un dictador, sino poner de relieve que algunas de las medidas que adoptó fueron positivas. Les confieso que ni me voy a la derecha ni a la izquierda, yo siempre busco el equilibrio en la vida y eso está en el centro, pero reconozco que hay iniciativas de los partidos de derecha que me parecen interesantes y también de los de izquierdas.

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Retomando el tema del agua, el otro día mantuve una charla distendida con el portavoz de la Mesa del Agua en la provincia, José Antonio Fernández, y la verdad es que aporta unos datos que provocan sonrojo, como poco. Los regantes de la cuenca del Tajo que producen vides resulta que la saturación de las mismas hace que ganen unos 2.000 euros por hectárea cultivada, regada y trabajada y que, en cambio, si acceden a trasvasar agua al Segura camino del Levante por el agua que venden perciben 3.500 euros por hectárea. Es el mundo al revés. Ven, es que no avanzamos.

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