No contentos con escuchar la supina estupidez de «más transporte público y menos Lamborghini», como si nos desplazáramos a nuestros destinos en coches de lujo, ahora el presidente deja otra frase lapidaria. Ya les dije en el artículo anterior que va a precisar un cementerio ... para él solo y al paso que lleva lo va a tener que desdoblar. «La bici no es un símbolo 'progre', es lo que es: Una alternativa fantástica de movilidad». Ojiplático me quedé mientras metía la cuchara en el plato de lentejas y escuchaba de fondo el informativo de las tres. Me detuve y presté atención a las palabras de Pedro Sánchez y les aseguro que no daba crédito. Resulta que el dirigente de un país con cerca de 50 millones de habitantes convoca a la prensa para informar de un plan de movilidad que ha tenido que desempolvar después de sacarlo del cajón donde aguardaba varios años y que además tiene un presupuesto de 40 millones de euros. A este paso, lo vamos a tener a diario anunciando chorradas al por mayor.
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La cosa es de traca. Porque de esos 40 millones, 10 irán al Ayuntamiento de Madrid y otros tantos al de Barcelona, con lo que los restantes 20 serán para uso y disfrute de los particulares y las empresas. Vamos que tocamos a menos de 40 céntimos de euros por barba. No encuentro el momento de ir al Decathlon a por una mountain bike, si es que ya me veo con mis vaqueros y mi camisa subiendo por la Cuesta de los Callejones sin sudar una gota camino de una reunión.
Dicen que en el país de los ciegos el tuerto es el rey, pues eso. La verdad es que no se si es que nos lo merecemos o que en otra vida fuimos buena parte de nosotros más malos que Caín. Es que no puede ser verdad tanta chabacanería y populismo juntos, no es de recibo. Ahora seguro que los socialista, podemitas, comunistas, mareados, compromisistas... que estén leyendo esto poco menos que me acusarán de antidemócrata, contaminador y puede que digan que maté a Manolete, que ya de perdidos al río. Lo que ellos quieran, pero lo cierto es que es de vergüenza lo que está haciendo en los últimos tiempos el presidente del Gobierno; no se comporta como un dirigente serio, ni él, ni buena parte de sus ministros, porque lo de Óscar Puente y María Jesús Montero, también es de traca.
Lo dicho, que ahora tenemos que ir en bicicleta, porque, según Sánchez, ya no es de progres, ya se ha generalizado también para los conservadores, los de extrema derecha y los involucionistas. Y yo que desde siempre he tenido bici y sin saber todos estos años que cuando me subía en ella y le daba a los pedales era progresista y cuando me bajaba, involucionista. Si es que me miro al espejo y me asusto de lo que veo.
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Y si quieren rizar el rizo, vayan a la tienda de bicicletas y triciclos adquieren una y le dicen al vendedor que le ponga las ruedas, el sillín y el manillar de madera, que son más ecológicos, y que obvie la cadena que hay que echarle grasa o lubricante, que ya vamos dándole con los pies, como las que usan los niños pequeños, así también emitimos menos ruido al ambiente. ¡Ah! La luz delantera, con dinamo, como toda la vida, qué es eso de que funcione a pilas o batería.
Los Picapiedra ya nos alumbraron el camino y nosotros obcecados con la evolución y la sociedad de la globalización. Como si nos hubiéramos puesto una venda en los ojos para avanzar sin mirar a nadie y corriendo hacia delante sin volvernos como si no existiera un mañana. Los avances que se han conquistado en la mayor parte de los casos van dirigidos a mejorar la calidad de vida de la gente, a ampliar la longevidad, a que el quehacer cotidiano nos resulte cómodo... Y ahora vienen cuatro iluminados a echar todo por tierra, son los nuevos visionarios del siglo XXI. Muchas de las cosas logradas no valen, son malas o nocivas; las ideales son las que ellos sugieren por estúpidas que sean.
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Pero bueno, como dicen que nada mejor que predicar con el ejemplo, señor Sánchez, aparque su Audi blindado, que se antoja también barato de precio y poco contaminador, en el garaje del Palacio de la Moncloa, donde reside, y como su homólogo holandés, desplácese en bicicleta, así a buen seguro que los españoles tomarán conciencia de la importancia de su plan de movilidad presupuestado en 40 millones de euros. Pero no vaya a hacer como su ministra de Sanidad, que fue el primer día en bicicleta al trabajo para salir en todos los telediarios y nunca más se supo del velocípedo. Si es que de donde no hay, no se puede sacar.
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