La semana pasada les advertía de que la atención de buena parte de los medios de comunicación se centraba más en la política de medio pelo y la prensa rosa y royal y que se estaba dejando de lado lo importante. Se ha denostado a ... figuras como Trump o Putin para cederle el protagonismo al presidente de facto de España, el zarrapastroso de Carles Puigdemont. Pues bien un atentado terrorista ha vuelto a darle temporalmente la espalda al independentista en los periódicos, radios y televisiones para poner el punto de mira nuevamente en Rusia. Y Putin, las cosas como son, nos ha vuelto a dar una lección en toda regla. Con el aniversario del 11-M todavía en la retina, unos actos de homenaje hace dos semanas nos hicieron retroceder al fatídico día, en el que todo era improvisación. En este caso un nuevo 22-M ha puesto sobre la mesa el poderío de un dirigente político al que no le tiembla el pulso y tiene todo atado y bien atado, salvo la guerra en Ucrania.
No le tengo envidia, ni me gusta, me parece una ser despreciable, a la par que miserable. Pero, las cosas como son, no habían transcurrido ni 12 horas del ataque y ya tenía detenidos a los autores materiales y a buena parte de los que colaboraron con los tiradores. Ya les digo que el siguiente destino de estos será parecido a los del 11-M en el sentido de que irán a la cárcel, pero les aseguro que el final previsto para los condenados va a ser menos condescendiente. Les pueden ir tomando las medidas como hacía el viejo del traje negro empolvado en el lejano Oeste.
Lo que está claro es que no estamos libres de un ataque terrorista por más que se invierta en seguridad y en defensa. Si quieren atentar se lo podemos poner todo lo difícil que queramos que lo van a seguir haciendo. Una pena, pero es la realidad. El 11-S los del autoproclamado Estado Islámico dejaron en evidencia a Estados Unidos, lo mismo ocurrió en Londres, París, Bruselas, Madrid... y ahora Moscú. Si mañana quieren lo volverán a hacer y nadie los podrá detener porque son como la mala hiedra. Lo que da miedo es que tienen entre ceja y ceja recuperar Al-Andalus, cuando lo que deberían tener en el entrecejo es el orificio de entrada de una bala incrustada hasta los sesos. Esa sensación de impunidad con la que actúan aterra.
Ven, no se puede dejar nunca en el olvido lo que es peligroso y puede cambiar el orden de las cosas tal y como las conocemos. El novio de Ayuso no va a acabar con la humanidad, como tampoco lo van a hacer la mujer del presidente Sánchez, el 'torrentino' Koldo o el tito Berni por más que algunos contertulios de medio pelo nos quieran hacer una lobotomía machacándonos con unos mensajes que de manidos rezuman a hedor.
Que sí, estamos rodeados de corruptos y de unos ministros y dirigentes políticos que son unos impresentables, pero tenemos lo que nos merecemos, aunque crean que no. Nuestra sociedad bebe del caldo de la picaresca un día sí y otro también, aquí el altruismo no tiene cabida, de hecho muchos no saben ni lo que significa la palabra. Si puedo sacar diez de un negocio seguro que si me lo propongo puedo ganar cincuenta por lo mismo y aquí paz y después gloria o tonto el último, porque nos importa una castaña el prójimo. En nuestra sociedad a nadie le golpean la otra mejilla, porque nadie la pone en liza. Al contrario, el que pega primero lo hace dos veces y hasta cien como estamos viendo continuamente. No evolucionamos y nunca lo vamos a hacer. No se trata de inculcar valores, es que somos así desde que nacemos y contra eso nada se puede hacer. Lo llevamos en los genes, lo que ocurre es que unos lo exteriorizan más que otros, son los que tienen una mayor carencia de vergüenza. Ni la conocen, porque eso no se estudia en los libros de texto ni te lo enseña la vida, se nace con ella o no. Y a la vista está que hay mucho malnacido tanto a la diestra como a la siniestra.
Y puestos a hacer autocrítica, en esta materia atesoro un 'cum laude', los que nos dedicamos al periodismo y la comunicación nos lo tenemos que hacer mirar. Del mismo modo que MAR es un indeseado y un bocazas, hay directores de medios de comunicación que tienen que hacer de tripas corazón como mínimo, y si no que le pregunten a Maraña por publicar como cierto un bulo que ha propiciado una crispación mayor, si es que eso era posible, entre los políticos de uno y otro bando. El ejemplo de esta semana del Congreso de los Diputados es bochornoso, es para que en la próxima sesión de control los ujieres cierren las puertas del hemiciclo por fuera y den vacaciones indefinidas a los cerrajeros. A ver si de una vez por todas los diputados emplean el sentido común y se ponen de parte de la sociedad, pero claro, nuestros políticos esta palabra también la desconocen. Lo suyo son los insultos, las salidas de todo, los alaridos, como los de la ministra más étnica o con complejo de avestruz, no lo se, y los comentarios de barra de bar del tipo ven aquí y dímelo a la cara. A este senador del PP sólo le falto decir: «Guapa mueve el culo y ponme otro gintonic». ¿Qué hemos hecho para merecernos esto?
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.