Nunca olvidaremos la casa de nuestros primeros juegos. Ni la piscina donde nos enseñaron a nadar. Ni las dulces rutinas de los veranos de nuestra infancia. El olor a café recién hecho inundando cada mañana las habitaciones. Los desayunos sin prisas. Las comidas familiares en ... la terraza. Los paseos junto al mar. Las excursiones a la montaña. La vida al aire libre. Luego, en septiembre, los primeros días de colegio y el olor profundo de los libros recién comprados. Y, lentamente, la vuelta a la normalidad.
Publicidad
Desde ese imaginario colectivo de los niños españoles de los años 70 y 80 construyó el dibujante Paco Roca en 2015, cuando su padre acababa de fallecer, la historia de 'La casa'. Una maravillosa novela gráfica que adaptó al cine con maestría y talento el director Alex Montoya y rodó a finales de 2022.
Tras su estreno en la sección oficial del Festival de Málaga, donde obtuvo tres Biznagas de Plata (guion, música y premio del público) y después de permanecer más de dos meses en las salas de cine, un hecho realmente excepcional, la película se acerca ahora a la cifra mítica de los cien mil espectadores. En concreto, suma 98.123 espectadores, según los datos del Ministerio. Si finalmente logra alcanzar esa cantidad, su director lo tendrá bastante más fácil para levantar su siguiente proyecto cinematográfico.
En el cómic de Roca (como en la película) los tres hermanos protagonistas de esta historia, claramente autobiográfica, volverán un año después de la muerte de su padre a la casa familiar donde crecieron en Olocau, un pequeño pueblo cerca de Valencia. Su primera intención es venderla, pero con cada trasto que tiran se enfrentan a los dulces recuerdos de su infancia. Y al deshacerse de los objetos del pasado, y del recuerdo de su padre, temen hacerlo también de los suyos propios.
Publicidad
En la película, destacan las actuaciones de los tres hermanos protagonistas, David Verdaguer, Goya al mejor actor por 'Saben Aquell' y alter ego de Paco Roca, Óscar de la Fuente ('El buen patrón') y Lorena López ('Cinco lobitos'), pero sobresalen especialmente los trabajos de Luis Callejo, el padre, que aparece en breves pero brillantes flashback con cada uno de ellos, y del veterano Miguel Rellán, su vecino y último amigo.
La casa original construida por el padre de Paco Roca en Olocau es también 'La casa' que se ve en la película y que el dibujante valenciano llegó incluso a reformar antes del rodaje, porque el proyecto se retrasó varios años debido a los habituales problemas de financiación del cine independiente.
Publicidad
En la película (como en el cómic) la casa familiar es el nexo de unión de todos los personajes y puede considerarse un protagonista más de la historia. Es una casa de pueblo, sencilla y humilde. Un pequeño chalet construido poco a poco, a partir de un terreno, con el esfuerzo del padre y los ahorros de toda una vida. Un precioso jardín con un huerto, un patio y una pequeña piscina.
Todos tenemos una casa que guarda, ahora vacía y en silencio, nuestros recuerdos más preciados y la memoria dulce de nuestra infancia. Nuestros primeros juegos. El olor a café recién hecho. Las comidas familiares. La vida al aire libre. El verano.
Publicidad
Mi casa está en el Sur, muy cerca del mar. Allí pasé casi todos los veranos de mi infancia, con mis primos y mis tías que bajaban un mes al año desde Madrid. La casa, construida en 1840, la compró mi abuelo después de la Guerra para montar un pequeño negocio. Desde entonces ha albergado la crianza y los recuerdos infantiles de varias generaciones de la familia: las compras en el mercado municipal, el desayuno con churros, los baños diarios en el mar, la merienda en la playa, las excursiones y la pesca en el puerto, viendo caer la tarde. También las primeras pandillas y los primeros amores.
La casa de nuestra infancia es casi siempre una casa de pueblo, grande y antigua. Pasada de moda. Sin aire acondicionado, ni vitrocerámica, ni Wifi. Posiblemente, una vivienda incómoda y muy costosa de mantener ahora. Pero, en todo caso, una casa vivida, y un legado de nuestros padres y abuelos que merece la pena conservar. Ahora, es también un cómic emocionante y una buena película que, superados los cuarenta, todos tenemos que ver. Mucho mejor si es en una sala de cine. Y si somos parte de esos cien mil espectadores.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.