![El legado de Susana](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202106/17/media/almeria/sanchezefe.jpg)
![El legado de Susana](https://s3.ppllstatics.com/ideal/www/multimedia/202106/17/media/almeria/sanchezefe.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Confieso que escribir sobre Susana Díaz con su cadáver político aun caliente es una tentación muy peligrosa para mí por dos motivos: porque puede parecer un desquite cobarde sobre lo que no me atreví a decir en su día; y porque me devuelve a aquella ... época donde no supe ver cómo acabaría siendo humillado y pisoteado en el PSOE mientras yo pensaba que estaba haciendo política. Mi gran error no fue creer en la política, sino en los políticos, esos políticos profesionales absolutamente incapacitados no ya para ofrecer algo a la altura de las necesidades del presente, sino para mostrar el más mínimo y elemental código de trato humano y respeto al prójimo, en este caso compañero. Por supuesto que decido hablar ahora de Susana no porque mi participación entonces descubra ninguna clave, porque polvo fui y en polvo me convertiré, pero sí es cierto que viví en primera persona cosas que, pocos años después, serían casi imposibles de creer. Al menos, en este sentido, tengo clara la respuesta pertinente: a quién va a creer usted, a sus propios ojos o a las fotos que ya se borraron para hacer que nunca existieron.
Posiblemente, el final de la carrera política de la déspota trianera, mediocre demagoga que quiso imponer en todo el socialismo español el modelo de peronismo arrabalero que dictaba en Andalucía, responde a lo que conoceríamos como justicia poética, ya que divina jamás podrá tenerla, porque es imposible que exista un dios tan misericordioso que pueda perdonarle el mayor pecado que cometió y que supuso la expulsión definitiva del PSOE del paraíso socialdemócrata: la creación de Pedro Sánchez. Porque de todo lo que se pueda decir de la trianera, nada es más importante que el legado que nos deja: el sanchismo incrustrado en todas las instituciones del Estado. Ya habría sido grave que la lepra sanchista devorase íntegramente todas las estructuras del socialismo español, muy debilitado, por cierto, tras el paso del infame valido actual de Maduro, también presidente del Gobierno español antaño. Pero la maldición por la soberbia susanista ha llevado a que Pedro Tramp esté intentando hacer de la democracia española y de la nación completa una réplica casi exacta de su dictadura siniestra dentro del partido. Estamos hablando de que Susana fue incapaz de aceptar que Madina se negase a coronarla como emperadora del PSOE tras la debacle europea de Elena Valenciano, y por eso buscó a un figurante que le sirviera como líder eunuco interino hasta que ella viese madura la Junta para saltar a la política nacional y preparar su relevo en Sevilla.
Pero dejando a un lado la versión metafísica del susanismo, doy fe como notario ocasional de aquella época, de cómo actuales catedráticos del odio y del rencor y demás verdugos voluntarios de lo que mande el que manda, volvieron de la presentación en Antequera como si hubiesen asistido a una epifanía político-espiritual. No es que Susana fuese la nueva Felipe: es que era más que Felipe. Y en aquellas primarias donde la farsa apestaba hasta marear –con el alcalde de Jun como estrella cómica invitada– el hecho de que te negases a firmar un aval a la nueva diosa era poco más que firmar tu sentencia de muerte. La realidad, viendo y repasando estas ultimas semanas viejas caras –y caras muy duras además– y nuevas fotos, es que todos los susanistas de chaqueta vieja de entonces solamente se pasaron a la camisa nueva pedrista solo por despecho y por no haber sido los elegidos después de haberse arrastrado ante la saciedad ante la papisa trianera.
Por esto mismo, cuando escucho que el principal problema de la democracia es la corrupción, la falta de transparencia, las mentiras, y demás cucañas pecaminosas, solo puedo asegurar, después de todo lo que he vivido, que todo eso es mentira. El principal problema de nuestra actual democracia se llama patriotismo de partido, porque de una secta política envilecida no puede nacer nada sano para ninguna sociedad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Las zarceras tras las que se esconde un polígono industrial del vino en Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.