
La lucha escocesa
El impedimento inmediato para la independencia es la fractura dentro de las filas del movimiento nacionalista sobre cuál es el mejor camino para lograrlo
David Mathieson
Miércoles, 9 de septiembre 2020, 00:31
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David Mathieson
Miércoles, 9 de septiembre 2020, 00:31
El presidente Sánchez es una de las muchas voces que opinan que el mundo post-covid va a establecer una nueva normalidad y en ningún lugar esto está más claro que en Escocia. Las dos fuerzas combinadas de 'brexit' y covid han desatado un nuevo impulso en el movimiento nacionalista: según las encuestas, hay ahora una mayoría clara a favor de una escisión entre Escocia y el Reino Unido. Pero, irónicamente, justo en el momento en que el mensaje de la independencia está ganando fuerza, las filas del partido nacionalista escocés (SNP) se han visto debilitadas por un cisma muy profundo que aún podría socavar toda la estrategia separatista.
La pandemia actual ha dejado al descubierto los fracasos de algunos líderes regionales o autonómicos, como es el caso de Quim Torra, pero otros están emergiendo fortalecidos. Así ocurre con la primera ministra de Escocia, Nichola Sturgeon, cuya reputación de competencia ha aumentado durante la crisis. También Marcus Soder, el presidente de Baviera, es uno de ellos. Su capacidad para hacer frente a la crisis ha sido ampliamente elogiada y es muy posible que ahora se convierta en el líder de su formación nacional y, por lo tanto, en el próximo canciller de Alemania.
En Reino Unido, como en España, la responsabilidad de la organización del sistema de salud pertenece al Gobierno regional. Y como en España algunas administraciones están gestionando la crisis mejor que otras. El enfoque de Sturgeon para hacer frente a la pandemia ha sido inteligente, tranquilo y decidido. Como abogada es capaz de trabajar en detalle y como política se comunica bien. Las comparaciones con Angela Merkel en Alemania son obvias.
El contraste entre el empeño de Sturgeon con el desorden del primer ministro Boris Johnson es muy marcado: algunos datos cruciales como la tasa de contagio y la tasa de mortalidad demuestran que la estrategia adoptada en Edimburgo tiene más éxito que la de Londres.
Pero algunas de las cifras más importantes para Sturgeon serán las relativas a su propia popularidad y a las perspectivas del SNP en las elecciones previstas para la primavera de 2021. Según los sondeos, Sturgeon es el líder de Escocia más valorado y ha habido un aumento notable en el apoyo a la independencia, la plataforma central de su partido. Un 55% de los escoceses ya dicen que quieren un segundo referéndum y un Estado escocés independiente contra un 45% que se opone a una escisión con Inglaterra. Esto es un cambio casi simétrico del resultado del referéndum de 2014 en Escocia que rechazó la propuesta de independencia por un 55-45%.
Es evidente que quedan muchos obstáculos por superar. La mayoría de los escoceses votaron para permanecer en la UE pero ya se han visto obligados a salir. Si Escocia vuelve a ser un Estado miembro de la UE, habrá muchas incógnitas importantes y negociaciones muy espinosas.
Sin embargo, el impedimento inmediato para la independencia no es la UE sino una fractura dentro de las filas del movimiento nacionalista sobre cuál es el mejor camino para lograrlo. El debate es cada vez más amargo con divisiones tanto personales como ideológicas, una mezcla tóxica en la política. La vertiente personal concierne al exlíder del SNP, Alex Salmond, un político muy carismático que ha hecho más que nadie para convertir el nacionalismo de una causa minoritaria en una fuerza dominante.
Al igual que Jordi Pujol en Catalunya, la influencia de Salmond en el nacionalismo escocés ha sido inmensa. Y como Pujol su reputación ahora ha sido tocada por el escándalo con la diferencia de que el caso de Salmond no tiene nada que ver con el dinero sino con el sexo. Ha sido denunciado por una docena de mujeres por acoso sexual y, aunque fue absuelto por un tribunal de Edimburgo hace unas semanas, él mismo admitió «errores» en su comportamiento. Sin embargo, en su contraataque, Salmond alega que las acusaciones son parte de una maniobra sucia para desacreditarlo políticamente y el juicio ha dado paso a una guerra civil dentro de las filas del SNP.
Tras el 'brexit' y el fracaso del Gobierno de Londres en la lucha con el covid, Salmond y sus seguidores insisten en convocar de nuevo un referéndum sobre la independencia lo antes posible. Según la ley constitucional tal referéndum sólo puede ser convocado con el acuerdo de Londres pero Salmond, como Carles Puigdemont, cree que incluso un referéndum ilegal podría tener una fuerza política imparable. Por el contrario, Sturgeon y sus ministros son mucho más cautelosos. Como la vieja guardia de los nacionalistas catalanes, están dispuestos a esperar a la plena independencia mientras extraen más poder –y más dinero, claro está– de Londres. No está nada claro cuál de los dos bandos del SNP saldrá adelante, pero sería una ironía que la independencia de Escocia se frustrara no por el pueblo sino por las peleas internas del partido SNP.
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