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Cuando se va de las manos

Puerta Real ·

Empresas de éxito van dejando por la cuneta un reguero de cadáveres, adobados con cierta ingratitud, al no reconocer los servicios prestados

Lunes, 1 de julio 2019, 23:13

Conocí la central lechera en el Camino de Ronda, con aquellas botellas de tapón de papel de aluminio, plata para la leche de vaca y azul metalizado para la de cabra. Después vino la de gollete estrecho, con tapón metálico al estilo de los refrescos ... y cerveza, que contenía la leche pasteurizada, todo un signo de distinción para la época. Aquella estrella bien diseñada como escudo distintivo puso a Uniasa en todas nuestras mentes. Estaba a punto de nacer Puleva, a iniciativa de don Rafael Pérez-Pire (padre), que junto a un puñado de agricultores y ganaderos de la vega granadina, y los buenos auspicios de Luis de Angulo al frente del consejo de administración, pondría esta industria en el mapa de España, algo impensable para la Granada de los cincuenta. Pero las canas y los trienios en la profesión de contar lo que pasa me dicen que estas empresas de éxito van dejando por la cuneta un reguero de cadáveres, adobados con cierta ingratitud, al no reconocer los servicios prestados. Yo asistí al entierro del fundador de Puleva en el cementerio de Armilla, y pasé lista. Faltaban algunos, se lo puedo asegurar. A principio de los años ochenta, desde el barco de Rafael en las aguas granadinas, transmití por primera vez en la historia en directo, a través de Radio 80, una competición de vela categoría infantil, que patrocinaba la marca. Pérez- Pire (hijo) iba al timón, eran días felices. Años más tarde viví la salida de la compañía de gente imprescindible hasta entonces, como Salvador Frutos, el propio Rafael, incluso Gregorio Jiménez y me sigue dando la impresión de que cuando las empresas crecen necesitan de otros emprendedores capaces de adaptarse a los nuevos tiempos y otros mercados. No es la primera vez que una empresa familiar se nos convierte, de la noche a la mañana, en una multinacional y hay fundadores que tienen que dar un paso atrás por la buena marcha del negocio.

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