Libro sobre Miguel Hernández en la Biblioteca Literaria Giennense. A. Cubillo
Opinión

Bibliotecas públicas

Descubrí la biblioteca municipal y devoraba como incipiente lector las obras que los estantes ofrecían para su lectura

Manuel Molina

Jaén

Sábado, 26 de octubre 2024, 23:14

Hace años uno de los afamados 'diablos' de los Rolling Stones, el guitarrista Keith Richads declaraba al periódico inglés Sunday Times lo siguiente: «cuando creces, hay dos instituciones que te afectan especialmente, la Iglesia, que pertenece a Dios, y la biblioteca, que te pertenece a ... ti. La biblioteca pública es enormemente igualitaria». Tal vez sorprenda que una aspiración de Richards fuese ser bibliotecario, como dejó escrito en sus memorias. Contrasta de manera relevante la exaltación que encontramos más cerca de la sesuda intelectualidad de Borges que de una estrella del rock. Este es poseedor de una gran biblioteca y lector voraz, que realiza préstamos a sus amistades. Me identifico con sus palabras porque no hubiese alcanzado el acercamiento a la cultura del que he disfrutado si no hubiese existido una biblioteca pública cerca, donde encontraba con un simple carné un enorme repertorio de lecturas gratuitas.

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Crecí sin apenas libros en una casa ubicada en el campo. Ya en el pueblo, descubrí la biblioteca municipal y devoraba como incipiente lector las obras que los estantes ofrecían para su lectura. Me siguió acompañando la oferta pública a lo largo de los estudios universitarios y en los años sucesivos de investigación por hitos como la Nacional, la del Ateneo de Madrid, la Bodelian de Oxford y tantas otras, ya fuesen humildes o fastuosas. Ahora hago bastante uso de ellas como lector y en una acertada simbiosis los libros interesantes adquiridos que utilizo, una vez prestado su servicio, suelo donarlos a bibliotecas para que tengan más uso, acumulo poco en ese sentido y me reconforta que alguien los aproveche. Cuando viaje siempre visito las bibliotecas del lugar y me hago una idea de la cultura de esa localidad por la atención y cuidado que se les dedica. Me fascina las que presentan buenas vistas en edificios notables, céntricas y bien atendidas.

Esta semana que se ha celebrado el día de las bibliotecas mantenía una conversación con algunos profesores sobre estas y su futuro y les apuntaba algo que me sorprende y es cómo sobreviven las bibliotecas publicas siendo un bien común, que con probabilidad pocos defenderían caso de que se prescindiese de su presencia. El neoliberalismo salvaje no ha encontrado en ellas un foco de atención para la exclusión y perduran de manera sorprendente. Y que dure, me atrevo a decir. Dentro de ellas, destacaría la importancia que han alcanzado las bibliotecas escolares andaluzas como un proyecto modélico y donde somos referente, aunque siendo conscientes de que también pueden mejorar. En las bibliotecas podemos encontrar, libros, discos, películas, noticias, ordenadores para consultar la vida y 'milagros' del incombustible Keith Richards, un músico icónico que quiso ser bibliotecario. Que en Sarajevo o en Alejandría siga habiendo bibliotecas puede servirnos como ejemplo de que la humanidad contiene algo esperanzador y lo aprendido en el pasado aún somos capaces de preservarlo, quizás no tanto para aprender porque seguimos matándonos cada vez que podemos, pero sí tal vez para pensar que si hay una biblioteca, puede haber futuro.

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